Un sobresalto en las obras de reparación de una tubería de 1.000 milímetros de diámetro ubicada en el entronque de la avenida Madrid con la rotonda de la Ciudadanía, justo a la salida del barrio de Delicias, provocó el inesperado cierre al tráfico rodado de toda la calzada, «por seguridad», causando importantes retenciones durante las primeras horas de la mañana. Se trata de un vial por el que cada día circulan más de 15.000 vehículos, que tuvieron que desviarse por la calle Escoriaza y Fabro. El corte se ordenó después de que las máquinas que trabajaban desde anteayer en el arreglo de una fuga vieran cómo el terreno anexo a la zanja abierta amenazaba con hundirse. Por la presencia de un hueco vacío en el subsuelo, a «cuatro metros de profundidad», que se hallaba bajo el único de los tres carriles por los que se podía circular.

Los operarios, dirigidos por el área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza, se afanaban ayer en «localizar el punto exacto de la avería», ya que la fuga que se pretendía subsanar, detectada hace unos 15 días, corresponde a una tubería «arterial» de la ciudad que se construyó hace 17 años con la llegada del AVE a Zaragoza. De hecho, los trabajos se desarrollan junto a la losa de hormigón que protege las vías del AVE bajo la plaza de la Ciudadanía. Se estima que no será necesario examinar las dos de 600 milímetros que atraviesan la rotonda, pero entre que se localiza y se subsana, la calzada de la avenida Madrid seguirá completamente cortada «hasta finales de la próxima semana», si no hay complicaciones.

Este vial es una de las principales salidas del barrio de Delicias y en ella confluyen los autobuses que recorren toda esta avenida y la contigua, la de Navarra, por lo que es el tramo que más volumen de tráfico soporta, especialmente en horas punta, que fue cuando se dejaron notar más las retenciones ayer.

No hubo afecciones a las viviendas o comercios de la zona, ya que, según explicaron desde Infraestructuras, esta arteria principal de la red de tuberías pudo ser suplida por toda la red secundaria que se ubica en el entorno. «Nadie se ha quedado sin suministro», aseveraron.

En realidad, añadieron, la decisión se adoptó «por precaución» y al apreciar que el carril que permanecía abierto empezaba a hundirse. Afortunadamente, al inicio de los trabajos, ya se había prohibido el paso de todos aquellos vehículos que superaran los 3.500 kilos.