El consorci em garanteix una plaça a un centre públic del meu barri? (¿El consorcio me garantiza una plaza en el centro público de mi barrio?)

(Silencio)

--No

Esta fue la respuesta taxativa de la directora del Consorci d’Educació de Barcelona a una amiga que, entre indignada y agobiada, trata de paliar el golpe y añade: «se entiende que te garantizan una plaza pública lo más cerca posible del domicilio, eso puede significar como poco a 50 minutos de casa». Se trataba de una reunión informativa con las familias que optan al proceso de preinscripción y de asignación de plazas, donde se explica el número de plazas ofertadas en pública y en concertada, si hay nuevas escuelas y demás. «Lo lamentable es que en una misma lista aparecían las plazas públicas y las concertadas», subraya mi amiga, que está preocupada porque en el centro público al que opta «sobran» 10 niños, así que van a sorteo y no sabe si tendrá que meter a su hija en uno de los concertados religiosos de la zona, porque el único concertado laico con que cuenta el barrio es el siguiente en completarse tras las públicas. «Vamos, que el subtexto de esta historia --comenta el escritor Eloy Fernández Porta-- viene a ser que reproducirse es de derechas». Reímos por no llorar.

No deja de ser sorprendente que en nuestro barrio tengamos nuestro centro de salud, acceso a los servicios municipales de atención al ciudadano, opción a solicitar la tarjeta de residente del barrio que te permite aparcar en el distrito en las zonas habilitadas… Todo con sus cuotas, sí, pero se tiene opción y, en cambio, no parece viable que te garanticen una plaza en un colegio público en tu barrio.

Ya saben que los baremos de medir son variados y depende de la zona. Además de la proximidad, puede contar tener hermanos en el centro, ser familia numerosa, monoparental, minusvalías de los padres o del alumno, la renta familiar… El caso es que llevar a tu hijo a la escuela pública en el barrio no parece una tarea fácil.

Intento consolar a mi amiga y le comento que la enseñanza en las concertadas suele ser buena y que en los aspectos religiosos no son tan intrusivos como antaño, que lo normal será que su hija aprenda lo que ve en su casa, que es lo que suele influir de manera determinante. Y mi amiga lo sabe, y asiente, pero no le hace ninguna gracia tener que pagar a la Iglesia.

Ahora que se ha conseguido que exista otra casilla en la declaración de la renta para que no tengamos la obligación de pagarles, resulta que el montaje está tan bien ideado que les entra dinero igualmente y por parte de familias que en ningún caso optarían por una educación religiosa.

Pero, vamos, no se preocupen, que esto pasa en Barcelona; aquí en Zaragoza, en Aragón, todo funciona de maravilla.