La Guardia Civil rescató ayer a una familia de inmigrantes que viajaba como polizón en el remolque de un camión de transporte de fruta, que viajaba hacia el norte por la A-23. Fue el propio camionero quien alertó de su presencia, al oír ruidos en el habitáculo de la carga, pero fueron los agentes del instituto armado quienes les descubrieron allí y trasladaron, primero a Calamocha, y luego a Teruel. Finalmente, quedaron a disposición del Cuerpo Nacional de Policía, con competencia en Extranjería. Al cierre de esta edición no habían trascendido datos de su nacionalidad, ya que no llevaban pasaportes y no se había logrado localizar a ningún intérprete que les entendiese.

Según explicaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Teruel, el camionero circulaba por la A-23, en el término municipal de Ferreruela, cuando comenzó a escuchar ruidos en el remolque. El transporte pertenece a la compañía almeriense Cerezuela, que ayer rechazó hacer declaraciones sobre el caso a este diario. No hubo información oficial sobre el origen del camión, aunque algunas fuentes apuntaban a que hizo parada en Murcia, camino al norte.

Sea como fuere, el camionero, de nacionalidad búlgara, escuchó los citados ruidos y paró el camión, tras lo cual descubrió que el precinto con el que se sellan las puertas tras introducir la carga estaba roto. Sin ni siquiera abrir el remolque dio aviso a la Guardia Civil, y los agentes del puesto de Calamocha fueron quienes descubrieron a la familia (una pareja adulta y cuatro niños, algunos de ellos ya adolescentes) en el remolque.

Los polizones estaban aparentemente en buen estado de salud, salvo la madre, quien estaba vomitando, aparentemente por el mareo. Fueron trasladados al centro de salud de Calamocha para luego ser llevados a la casa cuartel del instituto armado, donde permanecieron buena parte de la tarde.

Hasta el lugar se fueron desplazando patrullas del cuerpo, dos sanitarios del Salud (que tampoco dijeron nada, ni el Gobierno de Aragón tenía información) y, según algún comentario en el lugar, también se esperaba a un intérprete, que no acabó de llegar.

ORIGEN INCIERTO / Fuentes oficiales de la Guardia Civil aseguraron que no hay constancia ni siquiera de la nacionalidad de la familia, con la que no se podían comunicar. Al parecer, hablaban algo que sonaba como árabe, y según Efe, que citaba fuentes del instituto armado, se especulaba con que fueran sirios. Al camionero sí pudieron tomarle manifestación (no como imputado, ya que en principio no ha cometido ningún delito), y tras completarla hoy, la Guardia Civil confía en dar algo de información sobre el caso, pese al secreto de sumario.

Sobre las 19.00 horas, la familia era trasladada en tres turismos a la capital turolense. Allí fueron puestos en manos del Cuerpo Nacional de Policía, ya que es quien tiene la competencia en Extranjería. Fuentes del cuerpo en la ciudad explicaban que, al cierre de esta edición, también estaban esperando a que llegara algún intérprete para poder comunicarse con los seis inmigrantes, antes de trasladarles a algún lugar habilitado para pasar la noche.

Así, mientras la Policía Nacional se encarga de la identificación de la familia, para determinar si, por ejemplo, se les pudiera considerar refugiados, la Guardia Civil asumirá las pesquisas del incidente, dado que ocurrió en su jurisdicción. El camión quedó estacionado en la estación de servicio más próxima a Ferreruela, con la carga oficial intacta.