La Fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA) ya ha estrenado en la margen izquierda de Zaragoza la ampliación de la residencia Josemi Monserrate, que incorporará a partir de ahora 32 plazas. Estas favorecerán la autonomía e independencia de las personas con discapacidad.

Se trata de la tercera residencia de la Fundación DFA y ya ha recibido nueve solicitudes, según informó la presidenta de este organismo, Marta Valencia. Tras una inversión de 3 millones de euros con financiación privada, este edificio de dos plantas, que se puso en marcha en el 2014, tiene una plantilla de 56 personas a los que se suman ahora otros 9 nuevos puestos de trabajo.

Cuenta con servicios de desarrollo infantil, formación, gimnasio de autonomía personal, formación, actividades socioculturales, centro de día y ahora residencia y un centro de llamadas. La residencia ofrece 32 habitaciones, todas individuales, salvo dos, y un apartamento dotado con una serie de recursos para que los usuarios del centro puedan comprobar su utilidad antes de adquirirlos para mejorar la accesibilidad de su vivienda. Se trata de armarios que bajan de altura o una grúa transportadora de la cama al baño.

El desarrollo del edificio, por el que pasan al año más de 800 personas, se ha adaptado a las necesidades de los usuarios y actividades previstas. Además del uso de materiales como compuestos de madera y fibras vegetales con bajas emisiones de metanal, consta de 18 placas solares para su uso en el agua caliente sanitaria y está previsto que en un futuro el edificio pueda autoabastecerse en su totalidad.

CONCERTACIÓN SOCIAL

El nombre de la residencia está dedicado al fundador del movimiento asociativo desde sus inicios, Josemi Montserrate, de quien se ha colocado una escultura en el centro del edificio. El presidente de Aragón, Javier Lambán, visitó ayer las instalaciones y elogió la figura de Monserrate «por impulsar las leyes de concertación social y de derechos y la atención a las personas con discapacidad», así como «por defender una mejora de la financiación del sector».

Según Lambán, Monserrate fue «una buena persona, cordial y afable» y «un magnífico defensor de los derechos de las personas con discapacidad», que hace cuatro años le dio «una serie de consideraciones» sobre cómo gestionar. El presidente citó, entre ellas, «la necesidad de proteger a las entidades del tercer sector de la empresa privada», motivo por el que se impulsó una ley de Acción concertada pionera.