Las residencias de mayores acumulan 168 casos de fallecimiento por coronavirus en Aragón, dos tercios del total, 251, que se han producido en la comunidad. Sin embargo los contagios, 687, suponen apenas una quinta parte de los que se dan en Aragón. Lo cual no hace sino apuntalar el hecho de que este virus muestra una “especial dureza” para los mayores, más aún para los que padecen alguna patología previa.

Así lo ha destacado la consejera de Servicios Sociales de la DGA, Mariví Broto, en su comparecencia de este sábado. La responsable del área se ha deshecho en elogios para el “gran esfuerzo” de los 8.700 profesionales que trabajan en las 344 residencias de la comunidad, que alojan a 22.000 residentes que, hasta el virus, veían estos establecimientos como “su hogar”, y eran “felices” en ellos. Se hace lo posible para que siga siendo así, aunque “la epidemia lo ha cambiado todo”, y de hechos son “pocas”, aunque no hay datos, las familias que se han llevado a los mayores de las residencias.

INTERVENCIONES

Tras haber intervenido varios centros desde el punto de vista del control sanitario, el Gobierno de Aragón ha tomado el control asistencial de tres centros, según ha detallado Broto, para “ayudar a la dirección”. Concretamente el centro Los Olivos de Huesca, la residencia de Épila y el Asilo San José en Teruel. De momento no hay previsto hacerlo en más, aunque no se descarta “siempre que sea para proteger”, ha asegurado Broto.

Sobre el centro turolense, ha mostrado su sorpresa por las quejas que había habido con el material, cuando la nueva directora ha hecho un inventario y había más de 1.100 mascarillas, 5.000 calzas y guantes o 1.000 batas, entre otros elementos.

En cuanto al material en general, tanto Broto como el gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), Joaquín Santos, han afirmado que, aunque hay “dificultades” para obtenerlo, se han repartido 128.000 mascarillas (3.000 de mayor protección), 15.000 guantes o 2.500 batas o 6.500 litros de hidrogel, en “tres envíos” para todas y cinco en las que tenían algún caso.

Paralelamente, la escasez de personal con bajas se ha intentado paliar con el acopio de currículos, 3.000, de los que 987 han remitidos para contrataciones por petición de centros o instituciones.

CENTROS INTERMEDIOS

Para los residentes que dan positivo pero cuya hospitalización no se considera necesaria, la DGA habilitó centros intermedios, y este sábado abre el cuarto, el del barrio zaragozano de Casetas, con capacidad 128 plazas.

Según ha detallado el secretario general técnico de Servicios Sociales, José Antonio Giménez, el de Yéqueda, en Huesca, tiene 45 de sus 46 plazas ocupadas; el de Miralbueno, en Zaragoza, 45 de 47 y el de Alfambra, en Teruel, 13 de sus 62. Pese a la ocupación de los dos primeros, la DGA no se plantea “por el momento” abrir nuevos, dado que aún quedan plazas en otros y falta por abrir el de Gea de Albarracín.

En teoría estos centros están pensados para casos menos graves, pero Giménez ha expuesto que 14 de los fallecidos los han tenido como escenario.

TELÉFONO PARA TRABAJADORES

Aunque las residencias son, probablemente, la mayor preocupación en Servicios Sociales, estos se siguen ocupando de todas sus atribuciones. Y están añadiendo nuevas, como un teléfono habilitado para la atención psicológica a los trabajadores sociales en esta crisis, ha detallado Santos.

Este se une al teléfono del mayor, el 900 25 26 26, que recibe unas 60 llamadas al día, o el de Servicios Sociales, el 976 701 705, con 150 atenciones diarias, específico para situaciones “agravadas” por la crisis.

También los trabajadores de centros de día cerrados siguen vigilando telefónicamente a los que allí acudían (y les ayudan a tramitar citas médicas por internet), y los trabajadores tramitan ayudas sociales, atienden a domicilio a 3.500 mayores (y 500 adultos tutelados), menores o los 18.000 que requieren teleasistencia.