El Mercado Central de Zaragoza avanza en plazo hacia su reestreno en el próximo otoño y, superado el ecuador de las obras de reforma, queda intentar llenarlo y lograr que tenga vida desde el primer día que abra sus puertas al público. Con ese objetivo se lanzarán dos nuevos concursos públicos en el inicio del 2019. Uno de ellos, el más esperado, es el que definirá su oferta de restauración, a través de cuatro puestos distintos ubicados en el centro del edificio, que aportarán una de las principales novedades al futuro edificio. Una licitación que se lanzará «en febrero», durante la primera quincena, a través de una concesión a 20 años a los operadores que apuesten por este espacio renovado del centro de la ciudad.

La otra, es la tercera convocatoria para ocupar algunos de los 19 puestos de venta que siguen vacantes, que se anunciará «la próxima semana», informaron desde el área de Mercados. Los pliegos ya estaban preparados «desde noviembre» pero los propios detallistas del mercado pidieron esperar a que pasara la campaña de Navidad, de más actividad y ajetreo para ellos, para no dificultar la presentación de solicitudes. Y es que esta vez parece que hay posibilidades reales de colgar el cartel de completo. La única novedad que se introduce es la posibilidad de ofertar, como mejora, la opción de agrupar dos puestos en uno, y abrir la persiana con el doble de espacio que la media. Y al doble de precio.

La concesión para los cuatro puestos de restauración estaba previsto licitarla a finales del año pasado pero se ha retrasado por flecos que desde el ayuntamiento consideran relevantes para que suscite el interés privado. Uno de ellos, la elaboración de un diseño en 3D para poder mostrar a los interesados hasta el último detalle de estos mostradores. No habrá lotes, serán cuatro en total, y cada licitador podrá aspirar a un máximo de dos. Como con los puestos de venta de alimentos.

La apuesta del consistorio por el Mercado Central pasa por incentivar una propuesta novedosa en Zaragoza: la posibilidad de ofrecer a la clientela un espacio de degustación y contar con el compromiso de los adjudicatarios de que cocinarán productos que están a la venta dentro del propio recinto. Para que quienes se acerquen a Lanuza puedan degustar los alimentos que venden los detallistas, ya elaborados, e incluso adquirirlos en la misma mesa donde se los coman. Y es que las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, la venta telemática, permitirá encargar un pedido de esos mismos productos que al comensal le hayan convencido y quiera atreverse a preparárselos en casa. Promoción interna y sinergias, un aliciente más.

Sin embargo, esto no puede ser algo obligatorio. Así que, después de consultar con las asociaciones de referencia de bares y restaurantes de la ciudad, han descubierto que sí puede ser un incentivo y se le dará más puntos en la valoración de las pujas que lo incluyan. Como mejora se presentará, sabiendo que es una oferta inédita en la capital aragonesa, y que ya se está poniendo en práctica en otras ciudades de España y Europa.

Además, cumpliría con uno de los objetivos que los propios detallistas se habían marcado con estos espacios de restauración. Para ellos, «Zaragoza debería alejarse de esos modelos de diseño implantados en otras ciudades, a precios privativos, y aproximarse a una propuesta que acerque el producto que se vende a bajo precio al cliente», dentro de un espacio que los puestos de venta de alimentos y de restauración van a compartir.

Otra de las mejoras en el concurso se centrará en el uso de los arcos metálicos exteriores, ubicados en la acera de la calle Salduba. A la vista de que van a permanecer tras la reforma, se plantea que los licitadores puedan plantear el entoldado de estos para instalar veladores.