La Asociación de Amigos del Ferrocarril Pro Esla 10 de Cariñena ha finalizado los trabajos de restauración de un vagón foudre . En octubre del 1998, la asociación inició las primeras gestiones para llevar a cabo este proyecto, en el que se ha volcado durante los últimos cinco años.

Paralelamente, la asociación había iniciado una investigación sobre este tipo de vagones. Se formó un grupo de trabajo que estudió el material de la Biblioteca de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, al Archivo General del Estado, en Alcalá de Henares y al Museo Vasco del Ferrocarril, en Azpeitia, donde obtuvo información gráfica que resultó muy útil en la restauración.

El estado del vagón era muy deficiente, Carecía de armazón exterior, la estructura metálica estaba y faltaban los arcos del techo. El bastidor, sin embargo, se encontraba completo.

CARPINTERIA El vagón fue trasladado a un taller metalúrgico de Cariñena, para lo que se contrataron una grúa y un camión góndola, y allí se recuperaron sus elementos metálicos y se pintó la estructura. Posteriormente, el vagón fue trasladado a una nave municipal para los trabajos de carpintería.

El proyecto contemplaba la recuperación del vagón para su exposición estática, quedando a la vista su interior. Los carpinteros reconstruyeron un testero, un lateral, el techo y el suelo del vagón, quedando el resto diáfano para su visualización.

En septiembre del 2002 finalizó la carpintería y se completaron pequeños detalles, como la instalación de una escalera en el testero y unas rejillas de ventilación.

La instalación de los tinos se complicó por falta de partida económica en el presupuesto, por lo que la asociación negoció subvenciones con al Consejo Regulador de Cariñena y la Caja Rural del Campo de Cariñena. Los tinos se fabricaron en Montilla (Córdoba).

La inversión realizada asciende a 9.133´98 euros. Todo el trabajo invertido en la recuperación del vagón foudre ha sido asumido por la asociación, que ha tardado cinco años. Los socios han participado de forma voluntaria y altruista para restaurar esta emblemática pieza de arqueología industrial, que en su día supuso un importante avance en la comercialización de los vinos del Campo de Cariñena.