El repique de las campanas anunciaba hoy en Calatayud (Zaragoza) la llegada del Arca Relicario con los restos de San Íñigo, lo que supone el primer traslado del Santo desde su muerte el 1 de junio de 1068.

Decenas de cámaras y de teléfonos móviles de los centenares de bilbilitanos congregados han inmortalizado el primer viaje de las reliquias de San Íñigo, que han sido transportadas desde el Monasterio de San Salvador de Oña, en Burgos, donde descansan los restos desde el fallecimiento del santo.

Al grito de "¡Viva San Íñigo!, ¡Viva!" los vecinos de la ciudad bilbilitana han recibido con entusiasmo al que también es su Patrón y que regresa a su lugar de nacimiento mil años después de su partida para comenzar su vida religiosa en el Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca.

"Es una gran alegría y honor que un hijo vuelva a su casa después de tantos años. Con la reliquia de San Íñigo, la eucaristía adquiere un significado más incisivo", ha narrado a EFE el Obispo de la Diócesis de Tarazona, Eusebio Hernández Sola, encargado de oficiar la misa por el santo, en la Colegiata del Santo Sepulcro.

Un rito especial este año ya que, por primera vez, los feligreses bilbilitanos han podido venerar y acercarse al Arca Relicario del siglo XVI, que ha sido transportada desde el Monasterio de San Salvador en un furgón blindado.

Tras la celebración religiosa se ha programado que la imagen, la reliquia y el arca con el cuerpo de San Íñigo recorran en procesión las calles de Calatayud, antes de poner rumbo nuevamente a Oña.

Una procesión con una parada especial en la Iglesia de San Benito de Calatayud, construida en el mismo lugar donde San Íñigo nació hacia el año 1000, ubicada en el barrio de los mozárabes.

Pero fue tal día como hoy, un 1 de junio de 1068, cuando San Íñigo falleció en el Monasterio de San Salvador de Oña, donde había sido encomendado como abad por Sancho III el Mayor para encargarse de una abadía compuesta por más de cincuenta iglesias.

"Además de ese trabajo religioso fue un gran mediador entre territorios, gran estratega, diplomático y confesor de monarcas de la época", ha explicado a Efe el secretario de la Cofradía y Antigua Esclavitud del Glorioso San Íñigo, Francisco Javier Lorenzo de la Mata.

La cofradía, fundada en 1270, poco después de la canonización del Santo, es una de las más antiguas de Aragón y conserva uno de los tres trozos en los que se divide la única reliquia que mora en Calatayud, una canilla del brazo de San Íñigo, cedida en 1598 por la Abadía de Oña.

Tal y como ha narrado el secretario de la cofradía, la historia cuenta que durante la Guerra de la Independencia los soldados napoleónicos entraron en la Iglesia de Santa María la Mayor, donde reposaba la reliquia, y al romper la vitrina que contenía el hueso lo partieron en tres trozos.

La reliquia pudo ser salvada y permaneció en Calatayud, uno de los milagros que se atribuyen en torno a la figura de San Íñigo, ha relatado de la Mata.

Al final de la jornada, los restos del Santo, muy venerado en Burgos y en Castilla y León, volverán custodiados por la comitiva de la Asociación Medieval Alfonso I el Batallador y la Cofradía de San Íñigo al lugar donde ha descansado desde su fallecimiento hace casi diez siglos, el Monasterio de San Salvador de Oña.