Que un 0,94% de la población de Zaragoza decida el destino de tantos millones de euros, que en la segunda edición de los presupuestos participativos el ayuntamiento sea capaz de recibir menos votos que en la primera, «solo puede generar frustración». Así lo aseguraron en declaraciones a este diario los representantes de las dos entidades vecinales más representativas de la capital, la Federación de Asociaciones de Barrios (FABZ) y la Unión Vecinal Cesaraugusta, quienes apuestan por descentralizar el proceso y confiarlo, en el mismo formato si es necesario, a las propias juntas de distrito».

«Estas son el verdadero motor de los presupuestos participativos y deberían ser capaces de poder asumir esa labor, con participación de las entidades y también de los vecinos», expuso Raúl Gascón, miembro de la FABZ. «Ya le pedimos que cambie el sistema y que nos proporcione apoyo técnico para que este proceso pueda hacerse desde los 14 distritos. El mismo modelo si hace falta y lo consideran obligado, pero desde las juntas», añadió José Luis Rivas, presidente de la Unión Vecinal Cesaraugusta, «Aunque ahora ya da igual, el resultado es irreversible», apuntó.

Porque para ambos el «gran error» ha sido trocear la votación. Poner urnas «además en verano» y en una fecha distintas al gran aliciente de esta segunda edición, que era el de los proyectos de ciudad, que se hará en septiembre junto a los de los barrios rurales, que se reparten un millón de euros.

«En la primera edición decían que se habían sacado un máster en presupuestos participativos, y parece que es de la Universidad Rey Juan Carlos», bromeó Rivas. Este añadió que ahora «no se puede dar marcha atrás, pero esto no puede seguir así». Menos de 6.000 votos en una decisión tan importante no es aceptable. «Hay que ir a una única votación», remarcó Gascón, quien cree que no hay que bajar los brazos.