Afectados por el proyecto del embalse de Biscarrués exigieron ayer de nuevo la paralización de esta actuación hidráulica y denunciaron la realización de nuevos sondeos en la zona que provocan "destrozos" en parajes protegidos. Los detractores de la obra --cuya tramitación lleva años paralizada-- exigieron dimisiones en Medio Ambiente de la DGA, por otorgar permisos para dichos sondeos, y anunciaron que llevarán a cabo una visita técnica sobre el terreno para mostrar los riesgos de ejecutar este proyecto.

Jesús Torralba, alcalde de Erés (el municipio que se inundaría), Lola Giménez, teniente de alcalde de Biscarrués, y Jesús Estachod, presidente de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, denunciaron que se llevan a cabo nuevos sondeos en la zona del embalse (ya hubo estudios similares el año pasado) y recordaron que en mayo hubo desprendimientos en una de las laderas sobre las que se asentará la presa.

LA DENUNCIA En su opinión, el hecho de que los sondeos se repitan respondería al temor por los riesgos del embalse, un hecho por el que piden explicaciones a la Administración. Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) garantizaron a este diario que no se están realizando de nuevo los análisis, sino que continúan los iniciados el año pasado, que no se pudieron concluir para respetar los periodos de nidificación del quebrantahuesos.

De hecho, los permisos otorgados por la DGA para esos sondeos establecen los meses del año en que se pueden ejecutar. El Gobierno aragonés confirmó que la autorización se ha dado salvaguardando el desarrollo de la especie protegida.

No obstante, los afectados denunciaron que la DGA conceda permisos para unos trabajos "que destrozan el patrimonio y ponen en riesgo especies". Y solicitaron "que dimita el director general de Medio Natural o el consejero" y "que se deseche definitivamente este proyecto".

Igualmente, anunciaron que harán todo lo posible para frenar la obra en el seno de la Comisión del Agua de Aragón, que debate los proyectos polémicos intentando buscar un acuerdo entre las partes. Y añadieron su intención de realizar una visita técnica a la obra para mostrar los riesgos que conlleva. "Las laderas laterales en las que iría el vaso del embalse en Murillo son de arcillas expansivas y no se sujetan sobre ninguna roca", aseguró Giménez.

LA AFECCION Además del desalojo de los 20 habitantes de Erés, el proyecto implicaría la destrucción "de cien puestos de trabajo directos y muchos indirectos" en empresas de turismo surgidas alrededor del río Gállego (desde casas rurales hasta firmas de rafting ). Y garantizaron que lastraría la comarca "con mayor potencial turístico" de Huesca.

Los detractores no proponen ninguna obra intermedia con la que conciliar intereses. Estachod fue duro: "No se trata de buscar otro sitio donde poner la presa. Se trata de que cada uno se resuelva sus problemas. Que los regantes se organicen mejor con el agua que tienen, se busquen soluciones y las paguen".