El palacio de la Aljafería de Zaragoza, sede de las Cortes de Aragón, se ha quedado sin coches oficiales en su frente. Un gesto que mejora estéticamente el monumento pero que en estas fechas desprovistas de turismo le da un aspecto desolado al centro de la soberanía aragonesa. Las medidas restrictivas por el covid también afectan a su interior, con plenos y comisiones de aforo reducido y gran parte de los servicios clausurados. El gran reto del año que comienza es la vuelta a la normalidad de la sede del poder legislativo para desarrollar las leyes que amparan los presupuestos más expansivos (y con más apoyos) de la historia de la reciente etapa democrática.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, tiene un gran espacio político (con apoyos a derecha e izquierda) para desarrollar un proyecto económico amparado en los fondos que se reciben de Bruselas y Madrid. Mientras las políticas se desplieguen siguiendo la hoja de ruta marcada por la Estrategia de recuperación económica y social no se esperan grandes conflictos con los socios, todos ellos convencidos de la necesidad de remar en la misma dirección con el apoyo inestimable de Izquierda Unida y Ciudadanos. Un escenario alejado de la bronca permanente de la política estatal.

Lo cierto es que la realidad de la pandemia ha reducido los espacios disponibles para los consejeros del PAR, Podemos y CHA, por lo que solo queda esperar a que las circunstancias sean más favorables. Ahí es desde donde las consejerías como Vertebración del Territorio o Ciencia y Universidad podrán marcar un sello distintivo que les sirva a José Luis Soro y Maru Díaz como un elemento ilusionante ante sus votantes.

El año debería llegar con la concreción de algunos de los proyectos en los que el Ejecutivo autonómico dice estar trabajando desde hace meses. Todos se ha ralentizado con la llegada del virus, pero de forma pareja al desarrollo presupuestario (sorprende de que en un año de crisis como el 2020 se está hablando de un gasto de 7.454 millones de euros). También dará que hablar la reforma de la financiación autonómica, siempre postergada, en la que las comunidades aquejadas por el envejecimiento y la despoblación quieren ser más escuchadas. No son sostenibles, alegan, los servicios públicos cuando los vecinos que los necesitan son pocos y viven en núcleos muy dispersos entre sí.

La vida interna de los partidos dará algunas sorpresas. Lo del PAR es capítulo aparte y está en manos del vicepresidente Arturo Aliaga tomar un papel central en la política autonómica y revitalizar el aragonesismo que le reclaman desde las bases, ahora en pie de guerra. En el PP Luis María Beamonte tendrá que afrontar un congreso de renovación después de que Pablo Casado haya cerrado los cambios provinciales aupando a los candidatos que le aseguran un liderazgo sin problemas. En el resto de formaciones sus líderes parecen asentados, beneficiados de la placidez que da un marco general de consenso solo alterado por los exabruptos parlamentarios de Vox.

En la calle el año, con lo difícil que es predecir estas cosas, ya comienza marcado por las quejas de la hostelería. El anuncio realizado ayer por la consejera de Sanidad, Sira Repollés, vuelve a colocar en los hombros de los autónomos y los empresarios de los bares parte del esfuerzo económico destinado a evitar contagios. Y se está fraguando un frente de funcionarios que ha visto como durante años sus salarios se usan para garantizar la reducción del gasto público. Ahora que se permite prescindir de la regla de gasto han visto un buen momento para plantar batalla.

Debate sobre el agua

Se hablará mucho de agua si finalmente se concreta la prometida mesa de diálogo que deberá fijar un nuevo consenso en materia de infraestructuras. La pandemia impidió que se celebrara su primera reunión y ahí quedó pendiente de fechas más propicias. Y habrá que ver si el nuevo calendario europeo para la PAC cumple con las expectativas y sirve para reforzar una agroindustria centrada en las economías familiares. Con las crisis industrial que se avecina (el cierre de Schindler es su principal síntoma) esta sería una forma de garantizar el músculo económico.

Habrá que estar atentos igualmente a las decisiones judiciales relacionadas con el arte sacro. Quién sabe, quizá el 2021 es el año en el que se cierran algunos de esos conflictos de los que se lleva hablando años, años y años, con pandemia o sin ella. Los murales de Sijena podrán regresar al monasterio y revitalizar aquella ruta de los panteones que en la pasada legislatura se impulsó desde la consejería de Cultura. Y de forma paralela se afrontará la difusión del legado de Goya en su 275 aniversario del nacimiento. «Un genio aragonés devenido genio universal, prototipo de una comunidad política milenaria que amó siempre la liberta y se soñó siempre abierta al porvenir, a la novedad y al mundo», pronunció el propio Lambán en su discurso de bienvenida al año nuevo.