Las excelencias de los productos de la huerta jaquesa regresaron por un día a la plaza de la Catedral de la localidad pirenaica. Ayer, desde las 8,30 horas y a lo largo de toda la mañana, una decena de horticultores y hortelanos de Jaca, Atarés y Guasillo (estas dos últimas pedanías jaquesas), devolvieron a los porches del templo una imagen que no se veía desde hacía años: el mercado de las huertas.

"Es una manera de homenajear a aquellos hortelanos que durante años acudieron aquí casi a diario para vender los productos que ellos mismo cultivaban. También es un modo de reivindicar estos alimentos naturales y de gran calidad", aseguró la responsable del área de cultura del Ayuntamiento de Jaca, Concha Jiménez. La jornada comenzó pronto, y qué mejor para calentar motores que obsequiar a los asistentes con un desayuno tradicional: tostadas con ajo, tomate y aceite. Tan saludable tentempié debió de tener unos efectos inmediatos en los compradores; a media mañana en los mostradores apenas quedaban tomates.

Pero los hortelanos jaqueses no sólo arrasaron con la citada hortaliza sino con muchas más. El motivo: que cada horticultor seleccionó los mejores productos de su huerta para mostrar y vender, aunque el principal objetivo no fuera el lucro económico. En los mostradores del mercado hubo cebollas, flores, lechugas, puerros, calabacines, huevos que aún tenían alguna pequeña pluma pegada, guindillas, pimientos o judías verdes. Y entre tanta y tan buena mercancía la elección de los compradores parecía más bien difícil. "Hay una excelente variedad de frutas y hortalizas; desde las forrajas, que se ven muy frescas, hasta los caracoles", comentó una posible clienta.

Todos han aplaudido esta iniciativa del Ayuntamiento de Jaca; los hortelanos porque lograron vender la mayor parte de lo expuesto y los vecinos y turistas porque participaron en una propuesta que, casi con total seguridad, tendrá continuidad al menos una vez al año. "Me parece estupendo que se organice un mercado con productos de huertas que están aquí mismo. Son totalmente naturales", señaló un jaqués con un bolsa llena de patatas, tomates y judías. Y es que los alimentos de la huerta siempre saben mejor.