El Ayuntamiento de Huesca vive días de gran convulsión. El enfrentamiento entre PSOE y PP ya es a calzón quitado, sin miramientos, donde el alcalde socialista Fernando Elboj y el portavoz municipal del PP, Roberto Bermúdez de Castro son los principales protagonistas. El popular elevó el viernes el tono de sus críticas y cargó con dureza contra el primer edil, al que acusó de hacer "política de hipocresía y de caradura" por justificar la venta de suelo público para, en teoría, "obtener recursos para invertir en políticas sociales".

Los contragolpes desde el otro lado del ring no se hicieron esperar. El sábado el PSOE en Huesca difundía duras insinuaciones sobre Bermúdez de Castro, hasta el punto de acusarle de "buscar acomodo en la DPH por unas sustanciosas retribuciones".

Ayer era el presidente del Partido Popular en la provincia, Antonio Torres, quien salía a escena para decir que el comunicado del sábado era una muestra del "talante democrático lamentable que parte de un partido con más historia que presente".

Palabras gruesas

El máximo representante de los populares en la provincia admitió que el debate político propiciaba el uso en ocasiones de "palabras gruesas", pero precisó que desde su partido no eran utilizadas dichas expresiones "en el ámbito de lo personal". En el PP consideran un golpe bajo las insinuaciones sobre los intereses económicos de Bermúdez de Castro.

Según Antonio Torres, "el alcalde ha escrito su nota mirándose a un espejo, y si no sólo basta con mirar las nóminas de algunos de sus concejales".

En general, la queja fundamental de los populares oscenses pasa por el manejo que Fernando Elboj hace de la mayoría absoluta de la que disfruta en el consistorio. El PSOE arrasó en las urnas y el PP intenta desde entonces erosionar a su rival con un férreo marcaje.

Los populares aseguran que Huesca es una ciudad "gris y con niebla, donde se ha perdido la ilusión", y Elboj no tarda ni unos minutos en cargar contra la política del Gobierno central y buscar un golpe de efecto lanzándose a la calle para garantizar "inversiones en el caso viejo", como hizo ayer en el marco de la firma del acta del inicio de las obras de la Plaza Arista. La tensión se palpa en el ambiente. El ayuntamiento oscense se ha convertido en un cuadrilátero donde todo puede suceder.