Actriz

Toda la dureza del sórdido mundo de la inmigración pobre, se revive en La mujer invisible , adaptación de una obra inglesa, interpretada por esta actriz brasileña, que recala en el Teatro del Mercado hasta el domingo con la compañía L´Om imprebis (www.imprebis.com).

--Es una obra muy dura.

--Es dura porque se refiere a la inmigración. Es la historia de una mujer africana que llega a España, y a partir de ahí comienzan las dificultades, ya en el aeropuerto con pasaporte falso...

--¿Qué tragedia le sucede en España?

--Cuando cuenta que mataron a su familia y que la violaron, y no la creen porque piensan que tendría que haber muerto ella también. La única salida que le queda es tener que volver a su país y rehacer su vida, porque aquí ha perdido su dignidad. La ley no tiene en cuenta la dignidad de la persona en España, es una estadística tan sólo. La autora no tuvo nada que ver con la inmigración, pero vio en Inglaterra una manifestación y un motín en una cárcel y descubrió todo un mundo oscuro de gran dureza. Por eso escribió la obra.

--¿Qué ha puesto de su personalidad en este papel?

--La obra tiene cerca de cuarenta personajes que los hago todos yo... ¿Cómo lo encaramos? Escogimos dejarnos llevar por las emociones y el espectador tiene la oportunidad de ver esto con crudeza.

--Como persona es más gratificante hacer una comedia...

--Pero añade una frase: "Los pesimistas hacen obras de entretenimiento, y los optimistas intentan sacar a la gente de su apatía" Y eso es más gratificante. De todas formas, la obra aunque sea dura, sigue manteniendo momentos de humor, algo que no hay que perder nunca.

--Representaron la obra en Guinea Ecuatorial...

--Y ahí todos eran protagonistas de la obra. Estábamos hablando de ellos. Y pensaban que en España no podía pasar esto. La hicimos también en Nueva York, en el 2002, y la gente pensaba que tras lo del 11-S todos somos sospechosos. Hace poco estuvimos en Brasil, un país sin apenas emigración, pero se identifican con los marginados.

--¿Le resulta duro personalmente mantener tantos años esta tensión?

--Es duro, es como entrar en una mina de carbón: entro, sudo, y salgo. Pero en el momento que vivimos es muy importante este trabajo, hay que hacerlo, y viene gente a agradecerte lo que haces. Le ponen una cara a este problema, que en los periódicos a menudo no tiene rostro.

--¿Y usted cómo llegó a España?

--Hace tantos años... Diez años. Trabajaba de actriz en Río, en una compañía de teatro gestual y también soy periodista.