Contradicción en el seno del Gobierno de Zaragoza. Mientras que el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, aseguró estar dispuesto a asumir -o «tragar», como él mismo dijo- todas las enmiendas del PSOE, también la que tumba el plan de vivienda, el concejal de Economía, Fernando Rivarés, dijo que de eso nada.

Santosteve se mostró dispuesto para que «la ciudad tenga presupuestos», pero ayer el concejal dijo que no pondrá en riesgo el proyecto para ampliar el parque público incluye la financiación del banco europeo.

El responsable de las cuentas públicas explicó que están dispuestos a ceder y que aceptarán gran parte de las 219 enmiendas socialistas, salvo aquellas que «no respeten la esencia programática» de algún partido. Esto es, el plan de vivienda de ZeC con el que quieren construir 308 viviendas que se destinarán a alquiler social y rehabilitar 842 inmuebles del parque público.

«Nadie tiene que tragarse las enmiendas de otro grupo porque entonces no es una negociación», afirmó el concejal, que ayer comunicó al responsable de Economía, Javier Trívez, las propuestas que están dispuestos a aceptar. «El presupuesto tiene que respetar la esencia de las tres formaciones de izquierdas», insistió.

Para el concejal, el plan de vivienda «es un tema muy serio» y el PSOE lo quiere reducir a cero euros, algo que no aceptará, como tampoco permitirá que hagan lo mismo con el plan de barrios, que los socialistas también quieren eliminar, aunque, según la propia formación, para reinvertir los 8 millones en los barrios, pero con a través de otros proyectos.

Los que parece que tampoco van a cambiar de actitud son los socialistas, muy críticos con el proyecto de presupuestos y que desde el minuto cero han mostrado poca predisposición para negociarlo y menos para aprobarlo. Según explicó Trívez, los 32,4 millones que el PSOE quiere mover del presupuesto mediante sus enmiendas son la única forma de «reajustar las cuentas para que sean defendibles».

El escenario se ha complicado después de conocer la carta que el Ministerio de Hacienda le ha enviado al Gobierno municipal informando de que los 189 millones de la deuda del tranvía sí computarán en el gasto contable. Esto altera el proyecto de presupuestos propuesto por el equipo de Fernando Rivarés. De hecho, antes de saberlo, el PSOE ya había amenazada con que estas cuentas no podían defenderse porque eran «irreales». Ahora la situación ha cambiado y, salvo sorpresa, el consistorio tiene que asumir una deuda de casi 200 millones que se arrastraría durante «los próximos 23 años», según Rivarés.

Si Hacienda no cambia de opinión, el ayuntamiento tendrá que negociar una reducción de la deuda para no superar la ratio de endeudamiento que fija Madrid y poder seguir solicitando créditos bancarios para destinarlos a nuevas inversiones.