A veces las casualidades existen, lo difícil es creerlas o no. Eso es lo que, básicamente, ha generado en el seno de Ciudadanos Aragón las «paradas técnicas» en Zaragoza de dos pesos pesados de la era anterior a Inés Arrimadas. Hicieron escala en la ciudad el pasado lunes quien fuera el presidente del partido y máximo exponente de la formación naranja, Albert Rivera, en teoría retirado de la política y en un prestigioso despacho de abogados tras su batacazo electoral del 2019, y el martes quien fuera su mano derecha en la coordinación con los diferentes territorios, Fran Hervías, temido brazo ejecutor en su día y hoy «exjefe» para los representantes en Aragón.

El primero se citó con el líder de Cs en Aragón, Daniel Pérez Calvo, en el entorno de la estación intermodal de Delicias. Pero este, preguntado por este diario, garantizó que no hablaron de temas que atañen al partido y que su encuentro obedece a la buena relación «personal» que ambos mantienen. De hecho, al día siguiente, este dio cuenta de esa reunión fugaz a sus compañeros de partido en las Cortes. Pero lo cierto es que la noticia corrió como la pólvora y empezaba a generar ciertas suspicacias en algunos sectores de la formación en la comunidad.

En el caso de Hervías también obedecía a la buena relación personal. En este caso, no solo se citó con Pérez Calvo. También lo hizo con Ramiro Domínguez y Susana Gaspar en una cafetería del entorno del hospital Provincial y con una cuarta persona, al menos que se tenga constancia. Hombre de confianza de Rivera, manejó con mano de hierro durante cinco años cada territorio.

Dos casualidades distintas, con escenarios diferentes y en solo 48 horas. A veces puede ocurrir. Dos paradas técnicas en días consecutivos y, curiosamente, en tiempo récord en el caso de Hervías, ya que tuvo encuentros por separado con cuatro personas diferentes y en el mismo día. Todas en esa «parada técnica» en Zaragoza en el largo viaje entre Madrid y Barcelona.

La realidad es que siendo una casualidad está desatando muchos recelos, suspicacias y en cierta manera malestar, sobre todo por el momento en que se produce, cuando está a punto de lanzarse la carrera por dibujar los renovados comités autonómicos, entre ellos el de Aragón. Y aunque el clima de crispación previo a la pandemia se ha atemperado bastante, quedan muchas incógnitas por despejar y muchos galones que repartir.

Y pronto se empezará a hablar de ellos. El viernes por la noche se convocaba el Consejo General que deberá poner en marcha la carrera por el liderazgo en Cs Aragón y ya hay quinielas y damnificados. De momento, esta cita nacional se hará de forma telemática el día 29 y, aparte de constituirse, ya figura en el orden del día el ansiado Reglamento de Organización que regirá este proceso. Casilla de salida para conformar una cúpula en la que ya nadie discute que Daniel Pérez Calvo será el portavoz coordinador que desplace a Susana Gaspar de ese puesto. De hecho, en esos pronósticos, todos dan por hecho que ella es una de las sacrificadas en esos puestos orgánicos, por su «desgaste», y también el diputado Javier Martínez.

Mientras, sí incluyen a Ramiro Domínguez, pese a que él ya manifestó su deseo de dar un paso atrás y apostar por una renovación de caras que, en su caso, podría no darse. El hombre fuerte en Madrid para estas cosas en el equipo de Arrimadas es Carlos Cuadrado y ya le ha pedido que se mantenga como secretario de Organización en Aragón, un puesto que debería haber dejado el 15 de marzo, dos días después de que el decreto de estado de alarma prolongase esta interinidad de galones.

La ejecutiva nacional conformada por Arrimadas parece haberle despejado el camino a un Pérez Calvo que antes de la pandemia recibía críticas desde muchos sectores del partido en Aragón y ahora muchos se arremolinan en torno a su figura. Para entrar en una cúpula que las quinielas ya apuntan a ocho nombres: junto a Péresz Calvo y Domínguez, también están Rodrigo Gómez, Sara Fernández, Miguel Polo, Beatriz García, Carlos Trullén, José Luis Saz. Y con las espadas en todo lo alto, la carrera por otorgar peso orgánico en la comunidad está a punto de empezar con vistas a resolverse ya en septiembre.

Así que en este contexto es cuando aparecen en Zaragoza un Albert Rivera que también en otoño presentará su libro, aplazado por la pandemia del covid, y un Fran Hervías que el nuevo equipo de Arrimadas parece haber condenado al ostracismo. O a la sombra, para los más incrédulos que ven en estos encuentros ocasionales algo de intencionalidad. Más ahora cuando tres días después se anuncia el esperado Consejo General que arrancará la pelea por el poder en la comunidad.

Y en paralelo está el futuro de Carlos Aparicio, coordinador en el grupo parlamentario y hombre de confianza de Pérez Calvo que este ya relevó como secretario de Comunicación en la formación naranja cuando se formó el revuelo previo a la pandemia. Este, señalado por sus innumerables currículums cambiantes y una duplicidad en los nombgramientos como consejero en sociedades públicas, acabó siendo cuestionado por la militancia que pidió a Madrid un veredicto que casi medio año después sigue sin producirse. Primero se reclamó al Comité Ético que se pronunciara sobre su incumplimiento del código ético del partido pero el dictamen sigue sin producirse. Posteriormente, en el seno del grupo parlamentario se produjo la votación a favor de su cese, pero la crisis sanitaria y durante un estado de alarma hacía inviable hacerlo efectivo. Hoy, para algunos ese acuerdo está vigente y puede hacerse efectivo en cualquier momento, porque la dinámica en este grupo es independiente de los designios de Madrid, es un empleado más, y para otros es una pieza del puzzle a conservar. Nueva normalidad en Cs.