La romería de San Gregorio, una de las pocas que mantienen la tradición en Zaragoza, demostró ayer que goza de una salud de hierro, con la asistencia de unos 1.500 vecinos que acudieron a la ermita del santo, actualmente enclavada en el campo de maniobras del Ejército. Al acto acudieron, entre otras autoridades militares, eclesiásticas y políticas, el alcalde del distrito, José Antonio Hernández, la presidenta de la junta de distrito del Arrabal, Lola Ranera y Gemma Bes, Julio Calvo y Miguel Velilla por parte del PP.

El buen tiempo acompañó los actos tradicionales, como el dance, la bendición de los Términos y la misa, a cargo de los párrocos de San Gregorio y Altabás. Y por supuesto también a los copiosos almuerzos que acompañan a esta celebración, otro motivo principal por el que muchos vecinos mantienen viva y con buena salud esta celebración.

Este año destacó por la abundancia de ciclistas, cerca de cien, que combinaron la celebración con la práctica del deporte y ascendieron a la ermita en bicicleta. Otros 75 optaron por ir andando, y unos 300 utilizaron los autobuses contratados por los organizadores. El resto se llevó sus coches y sus bártulos para pasar una fabulosa mañana de reunión con la familia y amigos junto a la ermita.