Miles de personas acudieron el viernes a la localidad turolense de Calanda para romper la hora con bombos y tambores. El rito que dio a conocer internacionalmente el cineasta calandino Luis Buñuel tiene lugar a las 12 de la mañana. Es el único pueblo de la Ruta del Tambor y el Bombo con rompida matutina.

Hasta 12.000 personas, entre tocadores de bombos y tambores y visitantes, estima el ayuntamiento que acuden a la cita anual de Viernes Santo. Los primeros ocupan el centro de la plaza y los segundos, alrededor, llenando las calles adyacentes.

El momento mágico lo marcó el alcalde, Manuel Royo, con su bastón de mando, momento en que el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, y un representante de la Cofradía del Encuentro comenzaron a golpear con mazas el gran bombo, propiedad del ayuntamiento, que desde 1973 inicia el estruendo seguido por las cuadrillas vestidas con sus sayas moradas.

Después, los tocadores se dispersaron por las calles del pueblo golpeando sus bombos y tambores, como se hizo en la noche del jueves en los siete pueblos restantes de la Ruta. Más de 20.000 personas se calcula que rasgaron el silencio de la medianoche del Jueves en el Bajo Aragón, a golpe de bombo y tambor. Hasta ayer, en que la procesión del Santo Entierro los silenció hasta el próximo año.

Este año, el invitado especial del Ayuntamiento de Calanda al romper la hora fue el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, quien tenía pendiente esta visita al haber participado con anterioridad en los actos de la Semana Santa del resto de los pueblos de la Ruta.

Iglesias siguió desde el balcón del ayuntamiento cómo se concentraban las cuadrillas y se colocaba el gran bombo en uno de los lados de la plaza de España acompañado por el alcalde, Manuel Royo, y el amigo y artesano que construía los tambores a Luis Buñuel, Tomás Gascón.

Después salió del consistorio y, tras atravesar la concentración de cuadrillas, llegó hasta el bombo con el que se inició el ritual, golpeándolo repetidamente con un gran mazo.

Media hora después, la ciudad de Teruel hacía lo propio en la plaza del Torico. Desde 1994, el ritual se lleva a cabo con el bombo más grande del mundo, un instrumento que batió el récord Guiness que ostentaba el construído en Calanda en 1973.

El acto concentró a numerosos visitantes, quienes llegados en su mayor parte de la Comunidad Valenciana acuden cada año en mayor medida a los actos de la Semana Santa de esta ciudad. Los miles de personas que siguieron esta celebración en Teruel se sumaron a los centenares de batidores de bombos y tambores que hicieron vibrar los porches, entre los que destacaron algunas cuadrillas con toques muy elaborados.

El bombo de Teruel capital es obra del campanero de la catedral, José Ubé, y fue fabricado con pieles de dos toros suizos que el autor consiguió a través de un curtidor valenciano, mientras que la caja está construida en madera de pino.