--¿Cómo se ve en la distancia en qué el proyecto pos-Expo?

--Para valorarlo hay que separar lo que es el continente y lo que es el contenido. Se ha cumplido la remodelación prevista, está ocupado al 50% y lo que queda se irá completando. Yo siempre dije que tardaría 10 años. Además, el impacto urbanístico que recibió es indudable, con nuevas infraestructuras que cambiaron Zaragoza completamente y una pastilla urbana de nueva generación y el germen de las smartcities que hoy están tanto de actualidad y, sobre todo, con el Ebro integrado en la ciudad. Este es uno de los logros de los que estoy más satisfecho.

--¿Y del contenido?

--Eso ni anda ni va a andar. El legado inmaterial de la Expo se ha quedado en un cajón y lo asumo como fracaso propio. No supe transmitir la importancia que tenía mantener y difundir el resultado de lo que fue un macrocongreso sin precedentes dedicado al agua y el desarrollo sostenible: la Tribuna del Agua. Zaragoza debía trasladar ese mensaje al resto del mundo y eso no se ha conseguido. Es una espina que llevo clavada, pero no culpo a nadie. Asumo mis éxitos y mis fracasos y quizá esto no supe venderlo bien.

--Al final los iconos de la Expo, los edificios emblemáticos, no están sirviendo de motor.

--Ningún icono es tractor económico de nada, solo son referentes turísticos o ciudadanos. Debe ser el entramado empresarial el que dinamice todo.

--Y la Ciudad de la Justicia también. ¿Qué efecto puede tener?

--Pues el lógico de ocupar más de 50.000 metros cuadrados del parque empresarial, con todos los profesionales que esta actividad moverá a la zona, los ciudadanos que se acerquen más a menudo y el tirón que pueda tener en otros sectores o negocios para establecerse allí. El motor es la actividad empresarial que pueda atraer el recinto, ni los iconos ni los juzgados.

--Se pensó en que el recinto sería el nuevo centro de la ciudad. ¿Funcionar a medio gas puede ser más un problema que un aliciente por la movilidad?

--¿La movilidad? No creo que ese sea un problema. ¿Cuánto se tarda en llegar desde el centro? El centro es la equidistancia entre los bordes y Ranillas sigue estando bien ubicado.

--Pero edificios como la Torre del Agua y el pabellón Puente siguen vacíos, y los pabellones de España y de Aragón...

--Hay que distinguir entre ellos. La Torre del Agua y el Pabellón Puente son y serán iconos siempre, y los demás son equipamientos vacíos. De los dos, la Torre del Agua que se le puede dar a cualquier edificio en altura, pero el Pabellón Puente es solo una escultura y, para mi gusto, demasiado cara.

--¿Qué recuerdo le viene a la cabeza de la Expo ahora?

--Pues estos días me acuerdo de la inauguración y de esa riada tan impresionante que nos obligó a cambiar la ceremonia inaugural. También de los voluntarios. Nunca he sabido explicar cómo es posible sumar tantos esfuerzos e ilusión. Es una de las cosas de las que me siento más orgulloso y si fuéramos capaces de trasladar esa unidad a la sociedad, sería más sencillo salir de esta crisis.

--¿Zaragoza dio la talla?

--Sin duda, pero no lo digo yo, sino todo el mundo. Hicimos las cosas bien y estoy satisfecho y orgulloso de haber encabezado ese proyecto y de ser profeta en mi tierra.

--¿Tendría sentido hoy una Expo como la del 2008?

--Hay mucha información en internet, pero creo que sí, porque no es posible conseguir nada si no es a través de la interlocución. Traer a tantos expertos para que hablen y debatan sobre el agua era importante entonces y ahora.