El debate en torno a la reforma de la ley del aborto volvió a encender el pleno de las Cortes. La presidenta del Gobierno, Luisa Fernanda Rudi, aseveró que no se puede confundir la interrupción voluntaria del embarazo con un método anticonceptivo. Y negó que con la reforma promovida por el ministro Alberto Ruiz Gallardón vayan a morir mujeres "desangradas" ni con "agujas de tejer".

El tono duro de las palabras de la presidenta venía a cuenta de una pregunta, en la sesión de control al Gobierno, del portavoz de CHA, José Luis Soro. La intervención del diputado nacionalista fue áspera. Acusó a Rudi de ser una mezcla --respecto al aborto-- de profesor de derecho y obispo, y de querer quitar derechos a los mujeres, al no permitirles decidir qué hacen con su cuerpo.

La reforma, dijo, las condena a morir desangradas, a las mesas de cocina, a las agujas de tejer y a jugarse la vida. Para Soro, Rudi utiliza una doble moral, al reivindicar el derecho a la vida por encima del de las mujeres a decidir. "Esta reforma es tan totalitaria como la del hijo único de China", espetó mientras en la tribuna un grupo de mujeres protestaba, pancarta en mano, contra la ley.

Rudi se agarró al entramado jurídico y moral que emplea habitualmente para apoyar la reforma del aborto de Gallardón. "No confundamos, ni hagamos afirmaciones que seguramente no las ha pensado. ¿Me quiere decir --en referencia a Soro-- cuántas mujeres han muerto desangradas en las mesas de cocina y con agujas de tejer desde el 85 al 2010 con la ley de supuestos?". La presidenta aprovechó la ocasión para desgranar su ideario: "Derecho de la mujer a su cuerpo, todo; derecho a planificar su maternidad, todo; derecho a utilizar los métodos anticonceptivos, todo; gratuitos, todos, como existen en España".

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