La marca Zaragoza en Común está en riesgo. Lo que no ha conseguido el PP, ni el odio encarnizado del PSOE, ni sus constantes decisiones controvertidas sobre la ciudad parece que lo van a conseguir ellos mismos. Las tensiones internas van a más. Quienes se consideran «esencia» de la confluencia de izquierdas han decidido, en pleno debate entre Podemos e IU sobre cómo encajar una estrategia conjunta para la candidatura municipalista del 2019, que la formación morada solo es una amenaza en una simple coalición de fuerzas en frío que relegue a un papel secundario a quienes van de independientes. O, mejor dicho, a los que defienden no solo su independencia de las siglas sino que, además, le piden al alcalde que abandere un proyecto alejado de estos dos pesos pesados de la política nacional. Y Pedro Santisteve sigue sin despejar la incógnita, pero sus palabras apuntan a muchos de esos postulados. Y desde hace unas semanas, parece que también sus acciones.

El presente de ZeC en la vida municipal es complejo de definir, pero es que su futuro parece cosa del esoterismo. Sería una buena explicación al golpe de mano dado en las sociedades, para que toda la atención de los focos vayan en dirección opuesta a donde radica su problema. Mirar hacia afuera para no analizar lo de dentro. Lo que pasa es que las fechas no cuadran, pero hay grupúsculos en ZeC que quieren hacer ruido antes de que Podemos e IU, ahora en máxima sintonía, impongan una lógica que a ellos les limita el espacio.

Las trampas y el enemigo

Primarias abiertas para conformar las listas, sí pero, ¿quién tiene más militantes que movilizar (y votar)? Confluencia ciudadana, sí pero, ¿quién define la hoja de ruta? Serán miedos o recelos, pero esa estrategia se define estos días en Madrid, no en Zaragoza. Y para toda España y todas las ciudades del cambio, no solo la capital aragonesa. Esto es así desde que Podemos ha decidido pasar de la acción en los despachos del consistorio, una especie de convidado de piedra que ha tomado parte activa en las decisiones de Gobierno de Zaragoza de la mano de dos personas clave que hoy parecen señaladas por el sector más crítico: el coordinador de ZeC, Guillermo Lázaro, y el jefe de gabinete de Alcaldía, Iván Andrés.

Este último estuvo sentado a la mesa con el Gobierno de Javier Lambán para negociar el presupuesto de la comunidad autónoma, y ahora su acción se limita a temas de gestión. Santisteve tiene otro círculo para las decisiones políticas, para su estrategia... ¿Para su futuro? Junto a él, destaca una persona de relevancia en todo este relato de ZeC, Raúl Royo. Su vinculación con la denominada Fundación de los Comunes parece haberle acercado más a la confianza del alcalde. Y a postulados como los que defiende el manifiesto de Marea Aragonesa, que parece llamado a inundar la planta noble de la casa consistorial conforme se acerquen las elecciones del 2019.

«Esta nueva plataforma a crear, conformada por personas, cuya diversidad debería garantizar la igualdad en la participación y la toma de decisiones (independientemente de si pertenecen o no a otros colectivos políticos) debería tener una serie de características que la alejasen de la vieja política, de su reparto de puestos entre partidos, de las tradicionales pugnas entre grupos de presión, o de fórmulas de coalición que, se ha demostrado, no generan ilusión». Esto reza el manifiesto, justo en dirección contraria a la coalición de fuerzas que defendía Alberto Garzón, coordinador general de IU, en su última visita a Zaragoza. Por cierto, ante la atenta mirada de Santisteve, que se autodeclara independiente. Tanto o más que las concejalas Luisa Broto o Elena Giner en ZeC. Esta última, por cierto, tuvo a Royo de asesor hasta que fue ascendido por Alcaldía.

Un ‘cifuentazo’ doméstico

En este clima tan propenso a la guerra sucia, no es de extrañar que reaparezcan las facturas del viaje a Nueva York de Guillermo Lázaro, un cifuentazo doméstico al estilo del que ha acabado con la carrera política de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Porque, ¿quién mejor de los de casa para conocer este tipo de secretos? Por curioso que parezca, lo difícil en esta confluencia es identificar al enemigo, porque las motivaciones son tan variadas como sus argumentos para hundir a quien sea de los suyos. O a la propia marca, ZeC, que es lo que les une y les separa a la vez.