Después de los peores meses de la pandemia del coronavirus, toca sentarse a hablar de qué va a pasar con los vuelos que ya estaban programados en el aeropuerto de Zaragoza antes de que el covid-19 lo truncara todo. Este año estaba llamado a superar los 600.000 viajeros y ahora va a tener que bregarse a fondo para que no se produzca una espantada generalizada en un mercado enloquecido en Europa. Y dos son las puntas de lanza en esta pelea: Ryanair y Volotea. Ambas regresarán en julio pero algunas rutas siguen en el aire, como la de Marrakech, una de las novedades de la compañía irlandesa y que continúa sin poner a la venta billetes para este verano, mientras la DGA lleva tres semanas negociando con ella un acuerdo económico por los pagos pendientes y esa promoción de Aragón que no ha podido hacer estos meses.

Con la segunda, Volotea, ya tiene una solución tomada. Se han descartado sus vuelos a Múnich y Venecia para este verano después de acordar prorrogar un año más el contrato por el que Zaragoza costeaba esa programación de vuelos entre junio y septiembre. De esta manera, ninguna de las dos rutas está funcionando ni lo van a hacer, salvo cambio inesperado de la compañía y ya por su cuenta y riesgo. Se aplazan todas las salidas al 2021 y será entonces cuando se extinga una adjudicación por tres años que, curiosamente, culminaba en este 2020.

Fuentes consultadas por este diario admitieron que no se han hecho todos los pagos correspondientes a marzo y abril con determinadas compañías y que el de mayo aún no lo han girado todas las aerolíneas. Pero el parón obligatorio para todos no se resuelve de la misma manera dependiendo la empresa de que se trate. Así, por ejemplo, en el caso de Volotea, esta pidió la suspensión temporal del contrato y se aceptó la prórroga, pero curiosamente este verano apuesta solo por Menorca para volar desde Zaragoza. Cuando le toca arriesgarse a ella, de repente no es, al parecer, el destino más atractivo.

PAGO POR ASIENTO

Algo similar pasa con la compañía Binter, que firmó un convenio con la DGA por el que Aragón asume un pago por cada asiento ocupado que traiga cada viaje de regreso al aeropuerto de Zaragoza desde Gran Canaria. Un documento que, curiosamente, sí contemplaba la contingencia que ha provocado este parón de tres meses. Y ni compensación ni ajustes económicos son necesarios. Sin volar no hay dinero. Y aún así, su primera apuesta no ha sido esta isla para empezar en julio, sino la de Tenerife, la ruta que puso la compañía asumiendo el riesgo y sin pagos de la DGA.

Esa cuantía por viajero que regrese a Aragón es también lo que se abona a Wizz Air que con el fin del estado de alarma volverá a volar a Bucarest y Cluj Napoca y, en consecuencia, a cobrar por esos asientos ocupados. Con normalidad y después de una suspensión temporal solicitada que, como a Binter, se le concedió y que en julio ya se reactiva.

Sin embargo, en estos momentos la DGA no considera que ni Marrakech ni ninguna de las rutas de Ryanair pueda correr peligro de desaparecer. La confianza es máxima en mantener todos los vuelos activos y que solo es cuestión de tiempo ir recuperando todos y, en el caso de Marrakech, iniciarlo. Pero el mercado está en una situación muy incierta a nivel europeo y las compañías no dan tantas garantías como antes. De hecho, el éxito ahora no se mide en ganar rutas sino en no perder las que se tenían.