La Ruta Orwell, creada hace ya más de una década, se ha convertido en este tiempo en un referente de la vida en el frente durante la guerra civil española. Cada año, en torno a 1.500 personas visitan el centro de interpretación abierto en Robres, pero son muchas más, un número difícil de calcular, las que recorren a su aire las trincheras reconstruidas en la sierra de Alcubierre, donde los dos bandos combatieron por el control de unos montes de gran importancia estratégica.

Recientemente, a principios de marzo, la Ruta Orwell, que toma su nombre del escritor inglés que se unió a los republicanos, recibió el Sello a la Excelencia Turística de Aragón por tercer año consecutivo, si bien hasta la fecha acumula un total de cinco galardones.

Este éxito se explica porque el recorrido por el museo y las trincheras constituye una auténtica experiencia personal que va más allá de lo meramente turístico. «Los visitantes se quedan impresionados», resume Natalia Arazo, directora comarcal de Turismo en Los Monegros.

«El mural con los nombres de los 8.500 fusilados y muertos en combate que hubo en Aragón entre 1936 y 1946 es algo que llama mucho la atención de todos los que vienen», subraya.

A los niños y niñas que llegan en excursiones escolares les sorprenden, en particular, las causas de la guerra, la voluntad de un bando, el sublevado, por acabar con la obra de otro que había obtenido el poder democráticamente. «Como a ellos el conflicto cae muy lejos, hacen comparaciones con la época actual y dicen que la guerra fue como si ahora la oposición se levantara en armas contra Rajoy», explica Arazo.

TIRÓN mundial

Una parte importante de los visitantes está compuesta por excombatientes de ambos bandos y sus descendientes. Los que hicieron la guerra no se pierden nada, ni el centro de interpretación, plagado de armas, balas y explosivos recuperados al volver a excavar las trincheras, ni las posiciones que se conservan junto a la carretera autonómica A-129, que une Zaragoza con Sariñena.

«Los que lucharon con los republicanos nos dicen que no podemos imaginarnos el frío y el hambre que pasaron en estos montes», indica la directora comarcal de Turismo en Los Monegros. «No tenían ropa de abrigo y en invierno la temperatura podía bajar hasta los 15 grados negativos», añade.

Mal pertrechados y hambrientos, los milicianos republicanos debían resistir frente al empuje del Ejército regular, que ya controlaba Zaragoza y Huesca. Mal que bien, se hicieron fuertes en un territorio reseco, en una tierra solo buena para los alacranes, como la describió Camilo José Cela, que estuvo destinado en la zona.

Las Brigadas Internacionales estuvieron en la zona. Por este motivo, en Francia, en Gran Bretaña y en otros países europeos, incluso en Estados Unidos, la sierra de Alcubierre no es un lugar desconocido de la geografía bélica española. El propio hijo de Orwell viene cada dos años a estas tierras monegrinas. Y tampoco falta, muy de tarde en tarde, algún antiguo brigadista, ya anciano, que quiere volver a ver el escenario donde defendió sus ideales de juventud.

«HOMENAJE A CATALUÑA»

Las posiciones se pueden recorrer por libre, pero es mejor apuntarse a las visitas guiadas que organiza el Área de Turismo de la comarca de Los Monegros, en las que se dan toda clase de explicaciones sobre el contexto de la guerra y la vida cotidiana de los soldados.

Este año, Robres y su museo y las defensas recuperadas recibirán un nuevo impulso al cumplirse los 80 años de la aparición del libro Homenaje a Cataluña, de George Orwell. De nuevo, en el 2018, la guerra civil española volverá a la actualidad.