Barajas para jugar una partida de guiñote, tableros de ajedrez y de tres en raya, revistas de viajes y libros de temática variada (salvo los relacionados con la enfermedad) se han convertido en la vía de escape de muchos pacientes de la planta de Oncología del hospital Clínico de Zaragoza. Todos estos materiales están disponibles, las 24 horas del día, en una sala decorada con mensajes y que fue ideada por la enfermera del servicio Marta Ramos con el objetivo de que estas personas pudieran abandonar sus habitaciones, en procesos tan complicados, para relajarse y entretenerse. «Estudié en Madrid y allí ví que el único hobbie de los pacientes de Oncología era ver la tele en el cuarto y, como mucho, leer», explica.

«Las habitaciones son el lugar donde se dan las malas noticias, donde muchas veces se vuelve por una recaída, y consideré que sería positivo que salieran de allí», cuenta la enfermera. Por eso propuso a la dirección del Clínico la iniciativa de crear un espacio que sirviera para «relajarse e interactuar» con otros pacientes.

Su proyecto fue aceptado y, previamente, ya contaba con el beneplácito de muchos enfermos. «Hice un cuestionario y salió que todos ellos utilizarían este espacio si se creara. Es totalmente gratuito y ha salido adelante con donaciones de los propios trabajadores o pacientes», explica Ramos, quien trabaja en el hospital desde el 2008, pero accedió a Oncología en el 2014.

Libro de agradecimiento

«Soy partidaria de que puedan divertirse o entretenerse en un rincón lejano al cáncer, que sirve al paciente y al familiar. A las personas mayores quizás les cuesta menos salir del cuarto, pero los jóvenes, quizás por el impacto de la noticia de esta enfermedad, son más recelosos», cuenta la enfermera, quien se siente «muy satisfecha» con el resultado de su iniciativa. «Al final te das cuenta de que hay más relación entre las personas de la unidad, hay un ambiente distendido, y los familiares destacan que la ansiedad en los enfermos ha disminuido gracias a esta sala», asegura.

El espacio también cuenta con un libro de agradecimientos y sugerencias que ya va por su segunda edición. «Se ha llenado y lo valoro muchísimo. Que esto sirva como un espacio de fuga para sentirse mejor es una alegría y una motivación para mí», explica Ramos, quien añade que sin el apoyo de sus compañeros «no hubiera sido nada posible».

También se busca mantener una relación más cercana con su familia y «aumentar la confianza» en ellos mismos. «Deben saber convivir con los síntomas, el tratamiento y aprender a distraerse», dice Ramos. «Las enfermeras, además de ofrecer todos los cuidados posibles, también podemos trabajar más con los pacientes en el plan psicológico y no solo centrarnos en medicamentos o curas», concluye.