Europa existe para muchos españoles en lo cultural y económico, como soporte de una historia común, de empresas o negocios comunes, a veces de opiniones o esperanzas muy similares, pero, políticamente hablando, Europa apenas existe para España.

Tres décadas después de nuestro ingreso en la Unión Europea, el desconocimiento del español medio de lo que en el Parlamento Europeo se urde y resuelve, de la trascendencia de sus comisiones, directrices y reglamentos, es alarmante.

¿Por qué esa lejanía entre las noticias de la UE y el interés de los españoles? Fundamentalmente, me temo, por culpa de nuestros parlamentarios.

¿Conocen ustedes a alguno? ¿Serían capaces de señalar tres o cuatro, junto a sus gestiones o logros?

Difícil, ¿verdad? No digamos ya si nos preguntan por los parlamentarios aragoneses en Bruselas, tan desconocidos como incapaces a la hora de aportar a Aragón nuevas inversiones o comunicaciones. Ahí sigue el Pirineo infranqueable; más abajo, el desierto Teruel... No sé si saben --pero nada me extrañaría que no-- que ahora mismo tenemos dos representantes comunitarios, una diputada del PP y otra del PSOE, ambas con aspiraciones a repetir... ¿qué?

Culpables también de esta clara desafección entre las altas esferas de la troika y la modestia de nuestra vida laboral son, asimismo me temo, los altos comisarios.

Como Joaquín Almunia, por ejemplo, cuyos análisis, por lo general críticos o perjudiciales a nuestro país, representan las más de las veces su parecer o visión individual, la declinante deriva de una personalidad política, que en su día lo fue, y que dejó de serlo para resucitar en cargos europeos. Josep Borrell, Antonio González Triviño, Jaime Mayor Oreja... La fauna que por allí enviamos es agreste y tan variada como las maneras de llegar a Bruselas. Caminos que, como los deseos del líder respectivo, son inescrutables, aunque algunos/as consigan encontrarlos tras desnortarse en la política española, hallando en la UE, amén de un buen sueldo, con sus bicocas y dietas, una prórroga o paréntesis a su carrera política.

¿Qué razones hay para votar en las próximas elecciones europeas, cuya campaña está al doblar la esquina? Al margen de nuestro deber como demócratas, no veo muchas. Nada da me gustaría tanto como escribir todo lo contrario, pero...