Paso un fin de semana en Baqueira iniciándome en el esquí de fondo, pero no coincido con José María Aznar.

El expresidente puso de moda los abdominales, el pádel y el esquí de fondo, especialidad que practicaba con asiduidad en el circuito de Beret. Uno de los esquiadores veteranos, que esquió, no con Aznar, sino cerca de él, me aseguró que el antiguo líder del PP nunca salía al circuito sin menos de un centenar de guardias y policías camuflados de esquiadores. Si se trata del Rey, que tiene casa en Baqueira, e iba a menudo a esquiar, y ahora a reposar, hay que multiplicar ese número de guardaespaldas.

Tampoco veo en la estación a Artur Mas, muy ocupado, supongo, respondiendo a Dolores de Cospedal y siguiendo al detalle la crisis de Crimea. Referendo del que el presidente de la Generalitat se ha distanciado, al estar propuesto y protagonizado, en sus palabras, por gente violenta. A Mas, unas consultas nacionales le gustan más que otras. La de Escocia le mola cantidad, pero ésta otra de ucranianos descontentos con su independencia, ansiosos de regresar a la madre Rusia...

En la gandhiana línea de no violencia, Mas se ha comparado con David, el líder israelita que derrotó al filisteo Goliath. La supuesta inferioridad, astucia e inteligencia de David, frente a la supuesta torpeza, violencia y prepotencia de Goliath han inspirado a Mas el símil bíblico. Obviando que la historia sagrada ocultó los peores defectos del rey David, su despotismo, su mezquindad, su amor por las riquezas y las mujeres ajenas, como Jezabel, Mas se queda con la anécdota, difícil de probar, de su hondazo a Goliath. No sé si porque le quiere tirar a Mariano Rajoy una pedrada en forma de urna o si porque lo ve tan pagado de sí mismo como al campeón filisteo. El caso es que se considera capaz de tumbarlo...

En el pleito entre tribus hispanas no hay israelitas ni filisteos, sino, me da la impresión, un fariseismo muy extendido.

CiU utiliza el nacionalismo catalán en su propio beneficio, incluido el económico (seguir noticias de Jordi y sus hermanos). El PP utiliza el nacionalismo español en su mosaico asentamiento como partido hegemónico. Dentro de poco, la monarquía se quitará la corona de espinas utilizando el conflicto como garante de la unidad nacional.

Unos y otros seguirán esquiando y leyendo la Biblia, hasta que la nieve arda.