Más que interesante resulta esta semana la lectura de la revista Tiempo, en especial su reportaje sobre el fenómeno Podemos.

Firmado por Clara Pinar, nos invita a conocer más en profundidad al partido revelación en las últimas elecciones europeas, y a su líder Pablo Iglesias.

Formalmente, Podemos ha sido montado como partido político en apenas cuatro meses, pero su fermento y sus distintos materiales de aluvión vienen de más atrás.

La procedencia familiar y profesional de Pablo Iglesias es determinante. Su propio nombre, como nos sugiere la autora del reportaje, no es casual en una familia con hondas raíces socialistas. Hay entre los Iglesias un tío abuelo fusilado, un abuelo que fue comandante del Ejército Popular de la República y que pasó cinco años en cárceles franquistas. El padre de Pablo Iglesias fue también encarcelado. Su madre, Luisa Turrión, es abogada laboralista, y fue militante en la clandestinidad.

Otra influencia clave se habría fraguado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid.

Un profesor llamado Juan Carlos Monedero, a quien se considera en parte heredero ideológico del viejo profesor y alcalde madrileño Enrique Tierno Galván figura estrechamente unido a las reacciones de Iglesias con respecto al 15--M y a la fundación de Podemos, en la que participaron otros profesores como Ariel Jerez o Carolina Bescansa. Esta última, experta en estudios demoscópicos, insiste en que había un hueco electoral para un partido de izquierda alternativa. Finalmente, el 17 de enero de 2014, Podemos se presentó en sociedad, en un cine de Lavapiés, con un Pablo Iglesias ya fogueado en medios alternativos y en televisiones generalistas. Julio Anguita les había dado su bendición con un emotivo Chavales, me habéis emocionado.

La campaña europea se hizo on line. Podemos obtuvo 55.000 avales. Llevó a cabo unas primarias basándose en las propuestas de sus círculos, en las que participaron 33.000 personas, y de las que surgió la lista de candidatos, encabezada por Pablo Iglesias, A partir de ahí, Podemos se alzó con más de un millón de votos, convirtiéndose en la cuarta fuerza del país.

Y ahora, ¿qué? Esa es la cuestión, o la esperanza.