Poco a poco, como ciclistas a una empinada cima, van cortando la cinta electoral los candidatos a la secretaría general del PSOE. En breve sustituirán al frente del pelotón a un cansado y seguramente defraudado Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo último servicio a la Corona lo ha acreditado ante unos como hombre de Estado y ante otros como el hombre que enterró a la República,

El caso es que la mayoría de los observadores nos hemos columpiado al vaticinar que el nuevo PSOE tendría cara de mujer. La política no siempre es una ciencia exacta, y he aquí que tanto Carme Chacón como Susana Díaz se han descabalgado de la carrera interna, crucial para el control del partido.

Está aún por ver si alguna de las dos destacadas lideresas socialistas se postulará como candidata a las elecciones generales, aspirando de esa manera a convertirse en la primera presidenta de un gobierno español, pero queda demasiado tiempo para eso y a fecha de hoy resultaría tan prematuro como vano apostar por una de ellas. Susana Díaz ha dicho que jugará la carta andaluza, y Carme Chacón... misterio en Miami.

Mientras ambas se retiran por el foro aparecen ante las luces del teatro socialista una serie de candidatos perfectamente desconocidos del gran público, cuyos méritos estriban, una vez más, en su relación con los aparatos internos, y cuyas promesas de cambio desde abajo, desde la base, sus programas de modernización, democratización, transparencia, etcétera, son exactamente los mismos que ya esgrimieron sus ilustres antecesores, para adoptar, una vez obtenido el poder, una actitud mucho más cauta y cerrada.

De los tres o cuatro aspirantes a la secretaría general es difícil apostar por uno, no habiendo con claridad un líder donde elegir, Personalmente, ni Madina ni Sánchez me dicen otra cosa que el concepto de recambio generacional presenta de vez en cuando sus ventajas estratégicas, y en cuanto a los demás, incluyendo al joven Sotillos como primer clon de Pablo Iglesias, me causan tantas dudas como seguramente incertidumbre o estremecimiento al grueso de la militancia.

Es de esperar, no obstante, que el PSOE, por la cuenta que le trae, y que nos trae, afine y acierte en su elección.

Nuevos errores le conducirán al fracaso.