El espectro de una posible alianza, en un futuro no muy lejano, entre el PP y el PSOE, comienza a encarnarse en figura parlamentaria, en algo más carnal o real que toda utopía.

Al fin y al cabo --justifican unos y otros, desde izquierda y derecha--, ¿no se han aliado los dos grandes en Alemania, donde son políticamente avanzados? ¿No se han unido allí los dos principales partidos, demócrata--cristianos y socialdemócratas? ¿No podría ser dicha medida buena para España si nuestro país se encontrase ante un peligro o abismo?

Tales pensamientos vienen nutriendo el imaginario de los popes e ideólogos del PSOE y del PP desde que las últimas elecciones europeas dibujaron un mapa bastante diferente. En esencia, el de un crecimiento de la izquierda por la izquierda (Podemos, Izquierda Unida) y el de la derecha por el centro (UPD). Los nacionalismos quedaron más o menos congelados, pero ésa tampoco ha sido una buena noticia para la clase diirgente.

O para lo que desdeñosamente Pablo Iglesias llama la casta, y a la que se resiste a pertenecer por más que Esperanza Aguirre se pase el día recordando cuánto gana un diputado, los privilegios de que disfruta, sus viajes en avión, sus ayudantes y secretarias y, por tanto, cuánto ha pasado a ganar Iglesias desde que es europarlamentario.

Por ahí, por el conjunto empuje de nuevos izquierdistas unidos a los tradicionales nacionalismos podría venirle al sistema un gran susto en 2016.

Antes, en 2015, el bipartidismo librará otra prueba de fuego con la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas, pero realmente faltan dos años para que el bastión constitucional y monárquico resista el ataque de aquellas fuerzas representativas de voluntades que aspiran a vivir en una España distinta. ¿Resistirán las mayorías tradicionales o habrá una fuga, una vía de agua a babor o a estribor? En previsión de que eso suceda vamos a ir viendo poco a poco cómo las terminales mediáticas del Gobierno, comenzando por Prado del Rey, acariciarán la idea de esa gran coalición, la del PP y el PSOE, responsable de salvar la ley y el orden, la Corona y España en su integridad y posición. No falta nada para que comience la campaña, y no falta tanto para que el bipartido se mute en partido único. Hay moros y piratas en la costa y una sola cruz que defender.