Vuelve el asfalto a las calles zaragozanas, y ésta, tras las penurias y ahorros de la crisis, parece una buena noticia.

La Operación Asfalto se realizaba por lo general en verano, durante aquellos estiados agostos en los que Zaragoza se transformaba en una sucursal de la fragua de Vulcano, fuego solar, más fuego aún en las entrañas de la tierra; pero en los últimos años apenas se había parcheado alguna tubería reventona, con el consiguiente deterioro de las vías públicas, tanto en el centro de la ciudad como en sus distritos.

Ahora, dos concejales zaragozanos del equipo de Gobierno, Carlos Pérez Anadón (Urbanismo) y Lola Campos (Infraestructuras) han anunciado una inversión de cuatro millones y pico de euros, para reparar, sanear y asfaltar la ciudad. El listado de calles elegidas se ha elaborado mediante informes vecinales, a través de las Juntas de Distrito, e informes técnicos.

Pronto volverán, por tanto, con su música celestial, los bulldozers, las taladradoras, excavadoras, piquetas, remolques, toda la parafernalia fabril de la actividad vial simbolizando el trabajo, el tajo y el sueldo. Faena, en una palabra, para tantas empresas desocupadas; jornal, en otra y bendita palabra, para tantos peones, jornaleros y maestros de obra desempleados por culpa de la recesión del ladrillo tanto en el sector privado como en el público.

Y un Ayuntamiento, el de Zaragoza de Juan Alberto Belloch, que hace cosas, parques, tranvías, riberas, que va parcheando la deuda, la desafección, los recortes, y que encuentra recursos para poner en marcha actividades susceptibles de generar un abanico de actividades, facturas, ingresos.

Otras instituciones, como la Diputación Provincial de Zaragoza, presidida por Luis María Beamonte, camina por este sendero de actividad y eficacia, contribuyendo a dinamizar la provincia y a paliar los devastadores efectos de la crisis económica.

No tan ni así el Gobierno de Aragón, donde la administración autonómica se limita a administrarse a sí misma, a pagar nóminas, a conservar, y no hay novedades, proyectos, operación asfalto, bulldozers, taladradoras ni jornaleros quemándose al sol.

Demos la bienvenida a las cuadrillas, pues con ellas volverá a Zaragoza el polvo, el sudor y el euro.