Para los españoles, México es siempre una fuente de intensas emociones, un foco de calor y sentimiento bajo el que vale la pena situarse de vez en cuando.

La herencia común, la divergencia indígena, el idioma hermano, la sangre que nos corre por las venas... Tan próximos unos y otros en las páginas de la historia que a menudo los párrafos, los nombres se unen... Y, sin embargo, tan diferentes en la actualidad.

Hay bajo el sol de México una intensidad, una bravura, un encono que tal vez nosotros una vez poseímos, pero que hemos maquillado, civilizado. ¿Son ellos jóvenes, hemos regresado nosotros a Vetusta? Quizá hayamos desnaturalizado ese fuste, ¿quién sabe? En cualquier caso, se percibe un corte, una distancia que exige tender constantemente puentes. México me trastorna, salmodiaba Joaquín Sabina. Y Buenos Aires me mata. Una sentencia para suscribir en su doble adagio.

México es ahora noticia porque --muy bien representado--, se ha presentado en Zaragoza con un programa lleno de citas interesantes y de color.

Hasta el próximo 26 de septiembre, la Asociación Orgullo Mexicano de Zaragoza va a desarrollar una serie de actividades en el ámbito de la Biblioteca para Jóvenes Cubit. Comenzando, esta misma tarde, por una lectura de textos de Elena Poniatovska, y concluyendo el próximo viernes con un colofón no por preceptivo menos atractivo: un concierto de mariachi.

Entre tanto, a lo largo de una semana plena de ecos aztecas, se habrá podido disfrutar de distintas exposiciones sobre literatura, cine y música, de coloquios sobre temas tan misceláneos y sugerentes como la independencia o la gastronomía de México. Una invitación más que agradable para acercarnos, sin movernos demasiado, a su tradición y actualidad, y a la realidad de la colonia mexicana residente en la capital aragonesa.

Por muchas razones, Zaragoza, así como el resto de la Comunidad, debe seguir profundizando en sus relaciones con los países sudamericanos. A pesar de las lacras de la miseria, el narcotráfico y la corrupción, sociedades como la mexicana, la colombiana o la argentina avanzan claramente por la senda del crecimiento económico y demográfico, sobre bases culturales muy sólidas.

En el intercambio, todos saldremos ganando.