Cojo el coche para ir a Calamocha y asistir a la fiesta de aniversario del Hotel Fidalgo. Apenas una hora de cómoda conducción, cuando antes, ustedes lo recordarán, los minutos se hacían eternos subiendo entre camiones y nieblas el puerto de Paniza.

La Autovía Mudéjar fue ciertamente en su día uno de los grandes impulsos recibidos por la provincia de Teruel. El tanto se lo apuntaron Santiago Lanzuela (PP) y José Ángel Biel (PAR), tándem que por entonces, finales de los noventa, regía el Pignatelli.

Con Marcelino Iglesias, asimismo sostenido por la milagrosa ubicuidad del Partido Aragonés, llegarían los polígonos, los aeropuertos, los dinosaurios, los anillos, una larga serie de reconversiones e inversiones que, sin embargo, no han logrado evitar que la despoblación de Teruel siga, lenta e inexorablemente, su curso. De cara a los próximos comicios, la provincia podría perder un diputado autonómico, en favor de la demarcación de Zaragoza. Sería un mal síntoma.

En Calamocha, todas las luces del Hotel Fidalgo se encendieron para celebrar el cincuenta aniversario del establecimiento. La familia Fidalgo asistía al completo. Tres generaciones de ilusionados profesionales que han prestado y siguen prestando un notable servicio a la zona que les vio nacer. La historia de su empresa familiar es representativa de la evolución económica de la comarca.

El alcalde de la localidad, Joaquín Peribáñez, presente en la celebración, también ha conocido esa evolución, desde las calderas de carbón a los aviones supersónicos, de los viejos ganaderos a los secaderos de jamón.

Gracias a estos esfuerzos, y a su gente, Calamocha aguanta, y Teruel existe.

Existe, incluso, en la ciencia--ficción, donde es protagonista del nuevo libro de Roberto Malo, un autor tan divertido como inteligente, al que vengo siguiendo con verdadero placer, pues su lectura siempre me alegra el ánimo.

En El rayo rojo, su nueva entrega, que se lee de un tirón, una luz sobrenatural se abate sobre la plaza del Torico para alumbrar un relato lleno de talento e ingenio, como todos los suyos. El imaginario turolense que le inspira es rico en aspectos sobrenaturales y en elementos mágicos.

Ojalá nuestros políticos acierten a convertir esa magia en la prosperidad de cada día.