De Mariano Rajoy sabemos que es siempre uno y el mismo. Tanto da que sea ministro de Interior (¿recuerdan?), de Cultura (¿alguien lo recuerda?) o presidente del Gobierno (¿como se le recordará?). El hecho es que, como en la canción, él ve pasar el tiempo. Si tiene suerte, su inane paciencia se ve recompensada cumpliéndose el proverbio árabe porque, sin hacer otra cosa que sentarse a la vera de la actualidad, fumándose el puro, va viendo pasar el cadáver de sus enemigos, la crisis, Rubalcaba, Aznar, etcétera.

Por no haber hecho nada contra la indignación, contra la corrupción, le ha salido un rival directo en las urnas, Pablo Iglesias. Un político diferente que, a diferencia de don Mariano, quiere hacer cosas, cambiarlas, alumbrar una nueva era política. ¿Lo conseguirá, influirá al menos para que eso ocurra? Está por ver, pero su impulso, de momento, ha galvanizado las encuestas y sembrado el ánimo y la esperanza en muchos españoles deprimidos e impotentes ante el asalto a las cajas fuertes de la administración por parte de sus custodios, señoras, cuñados, amigos, un poco esa familia adinerada y feliz compuesta por nuestros representantes públicos en Madrid, Barcelona, La Muela...

A fin de esclarecer luz sobre lo que en el futuro pueda tener Podemos de luminoso y oscuro, la revista Tiempo, mediante un reportaje de Luis Calvo, ha compulsado sus últimos vaivenes, sus cambios de estrategia, a menudo radicales, con vistas a aumentar el espectro de voto, conscientes de que "sólo tendremos una oportunidad" para alcanzar La Moncloa,

En esa línea de progresiva morigeración, el comandante Chávez se ha caído del altar de Podemos. Iglesias había considerado la Venezuela bolivariana como "un ejemplo para el sur de Europa", pero en la última minigira de dirigentes --Íñigo Errejón y Pablo Bustinduy-- visitaron Ecuador, Bolivia y Uruguay, pero no hubo parada en Caracas. Lo mismo está pasando con la ideología del partido, que de la izquierda radical parece haber iniciado un viaje al centro, donde hay muchos más sufragios. Lo mismo con la deuda, que Iglesias ha transcurrido de ignorar en sus pagos a comprometerse a pagar escalonadamente... O con aquel piercing que el líder lucía en su ceja. De pronto, acaso por lo que pudiera restar, el adorno desapareció. Me gustaría pensar que sOlo es una anécdota, pero...