Mientras Podemos comienza a desgranar su futuro programa, que de momento no pasa de ser un ejercicio entre el infantilismo y el vintage, los demás partidos se dejan las pestañas estudiando cómo abortar el fenómeno,

Pablo Iglesias se lo ha puesto un poco más fácil desde el momento en que ha renunciado a nuevos AVES y, en general, a licitar obra pública. Cuando Pablo sea presidente, en España no se abrirán nuevas vías de ferrocarril, túneles pireanicos, bocas de metro ni prospecciones petrolíferas porque todas esas obras, al decir de Podemos, además de ser muy caras, fomentan la corrupción. Si no hay carreteras no habrá corruptos, sostienen sus teóricos. Aplicando este ingenuo axioma, o silogismo, la única manera de acabar con los accidentes de tráfico sería prohibir los coches.

Frente a la revuelta indignada y juvenil de Podemos, PP y PSOE han encontrado al fin un terreno común que compartir en política.

Ambos partidos mayoritarios, conservador y socialista, que han sido incapaces en seis años, desde que en 2008 estallara la crisis, de establecer un sólo pacto, ni contra la recesión económica ni contra la corrupción generalizada, ni siquiera a favor de un nuevo marco legal de financiación de los partidos políticos, ahora podrían concordar contra el nuevo enemigo surgido de las calles y de la insatisfacción ciudadana.

A raíz de las encuestas que dan a Podemos opciones de gobierno, los gurús del PSOE y del PP han puesto sobre la mesa la factibilidad de gobernar en comanda, dejando a un lado sus diferencias ideológicas, olvidando a otro sus rencores y cuentas pendientes, para, haciendo de la necesidad virtud, seguir ocupando a medias aquellos gobiernos --incluyendo el catalán--, donde su defensa del sistema, de la monarquía, de la unidad de España y del bipartidismo cameral cierren la puerta a experimentos constitucionales, refundaciones o apologías republicanas.

En Alemania, las dos fuerzas mayoritarias democracia cristiana y socialdemocracia, han pactado globalmente en aras de evitar la recesión e impulsar a su país como motor europeo, cosa que han logrado, y personalizado en Angela Merkel. Ambos partidos se han reforzado y evitado un Podemos.

En esta pobre España, en cambio, primero va el servidor y luego el servicio.