Ni rastro de verde. La plaza Salamero está completamente diáfana. Así se ha quedado después de que esta semana se retirarán los últimos once olivos que le daban algo de vida y elegancia, así que luce un aspecto un tanto áspero, como si fuera un terreno arenoso en mitad de la ciudad pero que es el paso previo de lo que será en un futuro no muy lejano, cuando se convierta en la primera supermanzana de Zaragoza. Un título que ostentará de por vida y del que disfrutarán sus vecinos, así que vale la pena la espera y las incomodidades de tener una plaza intransitable, vallada y pronto repleta de máquinas.

Dejará atrás el adoquinado y el arbolado, porque precisamente ha sido su peso el que ha podido influir en que la estructura del párking subterráneo fallara y hubiera riesgo de hundimientos. Un hecho que ha sido clave para que Jorge Azcón haya decidido finalmente reformar esta plaza.

Cs lo había reclamado desde la oposición, incluso llegó a hablar con los vecinos. Ahora uno de sus concejales, el responsable de Urbanismo, Víctor Serrano, quiere abrir un proceso de participación ciudadana para que forman parte de la futura reforma. Habrá que esperar para ver si es así, porque una de las primeras cosas que hizo este Gobierno fue cargarse los presupuestos participativos para repensarlos.

Lo que ya está claro es que Salamero se convertirá en una supermanzana, que no habrá árboles de gran porte pero quizá sí alguna zona ajardinada, y que el tráfico solo estará permitido para los residentes y la carga y descarga.