A los responsables de la Fundación San Valero les debieron de pitar ayer los oídos. Más o menos entre las siete y media de la tarde y las nueve y media de la noche. A esa hora, en un colegio mayor de la Universidad de Zaragoza, el Cerbuna, un grupo de profesores y dos diputados de CHA e IU cuestionaban su Universidad San Jorge en un debate que llevaba el título Universidad privada: por qué y para qué . Como el Cerbuna no los invitó, salieron en su defensa PSOE y PAR, que ya han remitido a las Cortes el anteproyecto de ley para el reconocimiento de este campus privado, el primero que tendría Aragón y el vigesimoprimero de España.

En el turno de exposiciones, los más duros fueron Nieves Ibeas, de CHA, y Adolfo Barrena, de IU. Ibeas dudó sobre la calidad del proyecto: "Desde el 2001, han estado tres años completando las carencias que se detectaron en un primer momento, por lo que es normal que haya dudas sobre su viabilidad". Barrena cree que la universidad privada va a arrancar en precario: "Creo que las instalaciones en las que quieren empezar, en el Actur, no reúnen las condiciones necesarias para una universidad".

Angel Cristóbal Montes hizo de bisagra. A favor de la creación de una universidad privada --"es algo natural y no una persecución contra la universidad pública"-- pero en contra del momento elegido --"ésta es una tierra de grandes sequías y de grandes lluvias; ahora, de repente, se aprueban dos anteproyectos de ley que hacen referencia al sistema universitario"--.

Ana García Mainar, del PSOE, no se salió del guión, de lo que ya ha repetido el consejero Alberto Larraz: "No es necesario esperar a que se apruebe la Ley de Ordenación del Sistema Universitario de Aragón para dar luz verde al campus privado, ya que éste se rige por lo que establece la LOU, la normativa nacional. Además, el Gobierno se ha limitado a formalizar un acto administrativo, porque esta universidad viene a sumar y la sociedad aragonesa no hubiera entendido que truncáramos este proyecto".

Antonio Ruspira, del PAR, fue muy gráfico. "Si viene a Aragón una empresa que va a crear muchos puestos de trabajo y que va a enriquecer el tejido empresarial, ¿le decimos que espere porque no tenemos aprobada una ley sobre la industria? La iniciativa privada no espera, trabaja todos los días", aseveró.

Para Ruspira, el debate público/privado está "caduco", pero poco a poco el ambiente se fue caldeando, y varios profesores de la universidad pública arremetieron contra el proyecto de la Fundación San Valero: "¿Va a ser un mero centro de expedición de títulos?", dijo uno. Otro cargó contra los políticos: "No confiamos en ustedes".

Al final se puso sobre la mesa las dudas sobre la financiación. "Podrán acceder a ayudas de la DGA como cualquier empresa, pero no van a recibir una transferencia directa, lógicamente", sentenció Ruspira. "Claro, son una pyme", contestó despectivamente un docente. Y a San Valero pitándole los oídos.