Los nombramientos del Gobierno, tanto de ministros como de cargos intermedios, están propiciando escasas conversaciones telefónicas. Más que en ninguna otra configuración de Gobierno, estos han tenido un corte profundamente personal y han atendido mínimamente a las sensibilidades territoriales o incluso a las deudas contraídas por Sánchez con quienes le apoyaron ciegamente desde el principio. De hecho, apenas ha tenido en cuenta a nadie y se ha apoyado en un reducido núcleo de confianza. Mínimo. Ayer, una vez reunido el primer consejo de ministros, comenzó a llamar a los respectivos presidentes autonómicos, para intercambiar impresiones y emplazarlos a una futura reunión en la que, sobre el horizonte, girará principalmente el debate inconcluso de la financiación autonómica. Tras recibir la llamada de Sánchez, Lambán puso un tuit en el que vaticinó una fructífera colaboración: «Conversación con el Presidente Sanchez-Castejón muy afectuosa en lo personal y muy provechosa en lo político. Coincidencia de objetivos en relación con Aragón, con España y con el PSOE. Se irán materializando muy pronto».

Mientras ello sucede, se disparan los nervios y los rumores, aunque ninguno de ellos están fundamentados todavía. Ni hay nombres para las delegaciones de Gobierno, ni se está buscando salidas y entradas a distintas piezas políticas. Al menos por el momento. La semana que viene se despejarán más incógnitas.