A finales de este mes de febrero se sentará en el banquillo la técnica del laboratorio de Micobacterias del hospital universitario Miguel Servet de la capital aragonesa que fue detenida en junio del 2016 por, supuestamente, inocular en muestras de pacientes la bacteria de la tuberculosis y así dar falsos positivos. Las víctimas recibieron un tratamiento cuando, en realidad, estaban sanas. La mujer, M. P. V., se enfrenta a 19 años de prisión que solicita la Fiscalía Provincial de Zaragoza. La DGA, que también ejerce de acusación en este asunto, pide seis años.

En un escrito al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, el ministerio público no tiene ninguna duda de que esta sanitaria es la autora de «la contaminación intencional» de las muestras y viales clínicos con cepas de tuberculosis que había entregado la Organización Mundial de la Salud (OMS) a dicho centro sanitario. Se apoya en los conocimientos técnicos de la encausada y en que los casos investigados por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón coinciden que, supuestamente, las compañeras del laboratorio de M. P. V. se ausentaban temporalmente de las instalaciones.

La Fiscalía añade que las manipulaciones de las cepas de tuberculosis, que por tratarse de muestras de control se caracterizan por su alto nivel de contenido de gérmenes, «las llevó a cabo fuera de las zonas de seguridad amparadas por campanas extractoras, generando un riesgo de contagio no solo para cualquier personal que desarrolle su labor en la sección de micobacterias, sino también para el personal sanitario, pacientes y población en general».

También resalta la acusación pública que este asunto «coincidió con otros indicentes, tales como la pérdida de placas de muestras, sustracción de material médico, efectos personales de otros trabajadores del hospital y defraudaciones cometidas por medio de internet utilizando la numeración de las tarjetas de crédito de sus compañeros».

Como consecuencia de estas manipulaciones de la cepa, a varios pacientes del hospital se le comunicó que estaban contagiados y recibieron tratamiento, a pesar de no estarlo. En uno de los casos, la familia de uno de ellos (cinco miembros, entre ellos dos niñas de 2 años) fueron medicados. Una circunstancia que provocó, según la Fiscalía, gran preocupación entre todos ellos.

Tras descubrirse este caso, el Departamento de Sanidad extremó las medidas de seguridad en el laboratorio del Servet.