La vacunación del personal sanitario en Aragón comenzará el próximo 18 de enero, pero cuando esa fecha llegue, algunos enfermeros y médicos ya se habrán inoculado la primera inyección de la solución de Pfizer para el covid-19. Esto es debido a que, para evitar desperdiciar dosis, el personal de los centros de salud está inmunizándose con las jeringas sobrantes de esta primera fase, que está teniendo lugar en las residencias de mayores. No se trata de algo programado pero tampoco es una irregularidad, explican, puesto que desde el Gobierno de Aragón les dieron la instrucción de no tirar a la basura ni una sola vacuna. Fuentes de la DGA así lo han confirmado también a este periódico.

La logística del reparto y el almacenamiento de la vacuna es compleja, por la temperatura a la que se tiene que conservar, pero preparar la solución inmunizadora para inyectarla y repartir las dosis tampoco es nada sencillo. Las inoculaciones vienen en viales (unos pequeños botes) que contienen, «al menos», cinco dosis, aunque estas son tan pequeñas (0,3 mililitros) que los botecitos no traen la cantidad exacta, sino un poco más. Pfizer, el fabricante, las vende como cinco dosis para evitar reclamaciones, pero según explican las encargadas de administrar la vacuna, que tienen experiencia en ello, si se hace con minuciosidad salen seis dosis por cada vial. Aun así, sean cinco o seis, cada vez que se llega a una residencia, lo factible es que el número de personas a las que se tiene que inmunizar no sean ni múltiplo de cinco, ni de seis. ¿Qué se hace con las que sobran?

«Lo primero que hacemos cuando vamos a ir a una residencia es acceder a la base de datos y comprobar cuántos residentes hay. Entonces pedimos las autorizaciones y después pedimos las dosis que sean necesarias», explica Teresa Tolosana, presidenta del Colegio de Enfermería y una de las encargadas de inocular las vacunas en los centros de mayores.

A las residencias acuden, normalmente, equipos de tres sanitarios para administrar las dosis de Pfizer, que ellos han recibido previamente descongeladas pero a una temperatura baja de entre 2 y 8 grados. Así se pueden mantener hasta cinco días. Y cuando hay que preparar los viales para sacar su contenido, estos se tienen que acondicionar y mezclar, lo que se conoce como reconstituir. Una vez que cada vial es reconstituido, y la vacuna está ya distribuida en cinco o seis jeringuillas, las inyecciones tienen que utilizarse en menos de dos horas y además no se recomienda transportarlas. Y ahí es dónde surge la pregunta.

«La lógica nos dice que no tenemos que desperdiciar ninguna dosis, así que primero preguntamos a los residentes que no hayan mandado a tiempo la autorización o que en principio no querían vacunarse, pero que han cambiado de idea», explica la enfermera . Y cuando saben que todo el mundo que quiere en el asilo (de entre los residentes y los trabajadores) se ha vacunado es cuando los sanitarios se las ponen a ellos mismos, aunque no siempre a los mismos, claro. Lo que se hace es llamar a los compañeros del centro de salud para que acudan a la residencia para que se les inocule. «Se toma registro de todo el mundo que se vacuna, por supuesto, aunque no estuviera programado», explica Tolosana, aunque el proceso se está llevando a cabo sin preparativos, pues los sanitarios se van vacunando según sobren dosis o no y según la organización de cada centro de salud.

"¿Qué haces, tiras lo que sobra?"

La situación dista, aseguran las fuentes consultadas, de lo sucedido en una residencia de Madrid, en donde, según eldiario.es, la dirección del centro había citado a varios familiares de los residentes para que se vacunaran saltándose así el orden marcado por Sanidad. En el caso de Aragón, las instrucciones de la DGA permiten realizar esta práctica y aunque pueda generar desorden se hace por «aprovechar» los recursos.

Aprovechar así las dosis conlleva problemas como que, al no ser inoculaciones programadas, no se sabe con certeza si todos sanitarios vacunados con los excedentes de las residencias podrán recibir, justo a los 21 días, la segunda dosis. «Si vas a vacunar a cinco, pero ese día de un vial salen seis vacunas, ¿qué haces? ¿Tiras la que sobra?», se pregunta Tolosana. Y es que ese es el problema de esta vacuna, que cada vial es multidosis y una vez abierto y preparado, debe utilizarse in situ.

La vacuna de Moderna Modernatambién viene en botecitos multidosis, por lo que el problema no desaparecerá. Incluso puede agravarse cuando empiecen otras fases de la vacunación. «¿Cuándo tengamos que ir a la casa de un dependiente y solo haya que vacunarle a él y a su cuidador, qué se hace con el resto de dosis?», reflexiona Tolosana.