Aragón llegó a la Navidad con una tasa de positividad de alrededor del 8%, poco más de 300 pacientes ingresados con coronavirus en los hospitales y entre 100 y 200 contagios al día. Venían días de fiesta, llegaba la vacuna de Pfizer y llegaba el ansiado 2021, sobre el que se habían puesto todas las expectativas. Estos elementos y la llamada fatiga pandémica se confabularon para que hoy, apenas tres semanas después, los centros de salud de algunas localidades aragonesas vuelvan a estar desbordados y el covid-19 haya regresado a las residencias de mayores.

«Después de diez meses de pandemia, solo pedíamos un esfuerzo durante dos meses más, hasta que hubiera un cierto efecto de la vacuna, pero estas Navidades han sido nefastas», asegura Ana María Caudevilla, coordinadora de Enfermería del centro de salud de Ejea de los Caballeros. La capital de las Cinco Villas suma 127 positivos en una semana, más de 90 en las últimas horas. Ayer efectuaron otras 90 pruebas y hoy realizarán 100 más.

La situación en Ejea vuelve a ser muy complicada después del estricto confinamiento vivido en septiembre. La coordinadora confirma que hay «dos brotes muy localizados, en una residencia de ancianos y otro en un entorno familiar» que han disparado los casos positivos. «Es evidente que ha habido comportamientos no muy responsables y que la etiqueta respiratoria no siempre se respeta», afirma. Y asegura que es un proceso que se repite. «Si te quitas la mascarilla, puedes contagiarte, o no. Pero lo que está claro es que si te has contagiado es porque has estado sin mascarilla fuera de tu círculo de convivencia», denuncia.

«El virus no ha cambiado»

Aunque los sanitarios no quieren «estigmatizar» a nadie en esta pandemia, sí que se confiesan «agotados, de bajón» cuando observan que se siguen repitiendo los mismos errores desde el mes de marzo. «El virus no ha cambiado y es muy doloroso que no cale el mensaje», insiste Caudevilla. «Estamos destruyendo la economía, están pagando justos por pecadores, porque este virus funciona como una pirámide invertida: uno lo hace mal y se expande como la pólvora», subraya.

Caudevilla tiene claro que durante las fechas navideñas «hemos bajado la guardia». «Emocionalmente hemos cambiado de año, pensábamos que el covid terminaba con el 2020, porque además llegaba la vacuna... y esa falsa confianza nos ha hecho mucho daño», asegura.

La triste realidad es que la esperanza de la vacuna se trunca cuando el virus llega a las residencias donde ya recibieron la primera dosis. No hay palabras para definirlo. «Vacunamos una residencia el día 5, y ver cómo están hoy...». Por eso, solo piden lo mismo que en todos estos meses atrás. «Si la sociedad se cuida, cuida de nosotros».

Y si en lo que fue la tercera ola en Aragón parte de la culpa se la llevaron las celebraciones en muchos pueblos y ciudades por las no fiestas, la Navidad tiene ahora gran parte de la culpa. Y no precisamente solo las cenas y comidas en familia.

El jefe de servicio del Prevención y promoción de la salud del Gobierno de Aragón, Luis Gascón, explicó ayer mismo que desde la administración tienen constancia de que, en el último mes se han celebrado fiestas y encuentros no permitidos («en las peñas», por ejemplo) en entornos que están menos vigilados que las grandes ciudades.

En concreto, Gascón mencionó a los pueblos de menos de 1.000 habitantes, aunque en la actualidad Zaragoza capital (también porque acumula la mitad de la población de la comunidad) sigue acumulando gran parte de los contagios diarios, lo que ha intensificado mucho el trabajo en los centros de atención primaria. Esta misma semana, un trabajador del centro de salud de Valdespartera relataba que, de las 38 pruebas PCR realizadas en el día, 30 habían dado positivo. Estas cifras dan buena cuenta de lo que está sucediendo.

Así con todo, la esperanza depositada en el año 2021 comienza a desvanecerse poco a poco y eso que todavía no se conoce el alcance real de esta cuarta ola en la comunidad. Esta semana será la primera en la que se puedan obtener conclusiones de lo ocurrido en Aragón durante la Navidad y, por el momento, y según los datos, los ejeanos, los zaragozanos, los turolenses y los alcañizanos son los que peor se han portado