El municipio de Santa Eulalia, que sigue sin poder consumir agua debido a que recientemente volvió a dar positiva en lindano, está procediendo a limpiar con sus medios la red de tuberías que suministran a la población. Según aseguró ayer el consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, Ricardo Oliván, por los datos que obran en su poder, el nivel del lindano detectado en el agua de boca de la localidad no tiene que ver con el estado del río sino con la red de distribución municipal, cuya competencia, en su opinión, es del consistorio.

"Nos han dicho que hay un nivel de 0,08 a la salida de la depuradora, y de 0,13 en la red de distribución", informó ayer José Antonio Casaucau, alcalde de Santa Eulalia, que mostró su extrañeza por el hecho de que la solución del mayor problema medioambiental del sur de Europa "sea municipal, como dice el consejero de Sanidad".

"Estamos buscando recodos y ramales en desuso para ver dónde pueden hallarse depositados los restos de lindano", manifestó Casaucau, cuyo ayuntamiento está realizando asimismo operaciones para que circule más agua por la red de distribución.

Por su parte, Oliván agregó que se siguen tomando las muestras correspondientes según el protocolo establecido e informó de que no ha habido ninguna otra población donde el dato les haya llevado a tomar una decisión de declaración de no aptitud.

"Se va a seguir con la toma de mediciones de agua, pero para ello hay que conocer la estructura de la red de distribución de la población para saber exactamente en qué puntos concretos se debe coger, porque el problema ahora se concreta en el estado de la red de distribución", afirmó.

Mientras tanto, la gravedad de la contaminación por lindano se hace cada vez más evidente. Ahora, el grupo de investigación sobre los ibones de la Universidad de Zaragoza ha detectado que el ibón pirenaico de Sabocos ha registrado un aumento de los niveles de contaminación de este pesticida entre agosto del 2013 y del 2014.

Los datos obtenidos respecto a la presencia en el ibón de distintos isómeros del producto del que se extrae el lindano "parecen confirmar", a juicio de los expertos, la hipótesis de que el origen de la contaminación se halla en Sabiñánigo, más en concreto en el vertedero de Bailín.