La inmobiliaria del Banco Santander, propietaria del edificio del antiguo y emblemático Café Madrid de Zaragoza, baraja la presentación de un proyecto de rehabilitación de las viviendas de su propiedad para después sacarlas a la venta. La presentación del proyecto sería el primer paso a dar después de que esta misma semana hayan finalizado las obras de rehabilitación de la cubierta y las fachadas y el saneamiento del interior. El inmueble, situado en la confluencia de la avenida Madrid y el paseo María Agustín, ha estado sometido a restauración casi diez meses.

Las obras -- abordadas de acuerdo con la propiedad-- han sido realizadas de manera subsidiaria por el Ayuntamiento de Zaragoza después de que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) denegara la ruina del edificio, como instaba la propiedad, y obligara a ejecutar obras de conservación. Estas se ceñían al saneamiento de todas las plantas del edificio, el derribo de elementos que presentaban riesgo de hundimiento y la sustitución de la cubierta. Sin embargo, cuando terminaron, hace un par de meses, Urbanismo planteó a los propietarios --el Banco de Santander y pequeños propietarios--arreglar la fachada y pintarla para aprovechar los andamios y ahorrar costes. Los dueños aceptaron la propuesta y se amplió la administración subsidiaria del ayuntamiento.

Aunque el plazo previsto era de dos meses, el gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Miguel Ángel Abadía, explicó que «las labores, cuando entras en un proceso de reparación de medidas de seguridad, sabes cómo empiezan pero nunca como acaban». Y cuando entraron al inmueble se encontraron con graves problemas que habían aparecido por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. «Había que actuar inmediatamente para evitar la entrada de agua y el progresivo deterioro de la edificación», añadió.

El edificio ha sufrido diversos avatares. Emilio Lacambra, cuya familia regenta un restaurante en los bajos del edifico, desde hace 78 años, indicó que el ayuntamiento solicitó a los dueños durante 15 años que repararán la fachada y los tejados, entre otras cosas. En aquel momento, los dueños mayoritarios, la inmobiliaria Artal. se negó, por lo que los pequeños propietarios «estábamos atados de pies y manos porque el ayuntamiento nos exigía que nos pusiéramos de acuerdo y nosotros queríamos, pero Artal no».

Tras la burbuja inmobiliaria y el embargo a Artal, la entidad bancaria se quedó con este histórico edificio y aunque el consistorio volvió a requerir la reparación del inmueble, su inmobiliaria (Altamira) también hizo caso omiso.

Ahora, con este proyecto, el edificio que data de 1889, podría tener una segunda vida.