El Banco de Santander va a cerrar este mes cinco oficinas en Aragón, tres de ellas situadas en la provincia de Zaragoza (las de Mallén, Ariza y el barrio rural de Garrapinillos), una en Huesca (Biescas) y otra más en Teruel (Valderrobres), según informaron fuentes sindicales de la entidad.

La actividad no se extinguirá del todo, ya que en la mayoría de los casos será transferida a agentes colaboradores, es decir, personal externo que seguirá prestando servicios financieros del grupo pero algo más limitados y de manera autónoma. La única que no hará esta reconversión será la de Garrapinillos, cuyos clientes serán asumidos por la oficina de Utebo.

Este ajuste de la red rural del Santander estaba ya previsto antes de que la entidad comunicara el pasado martes un proceso de recorte de plantilla y oficinas, con la intención de reducir 3.713 empleos, un 11,47% del total de puestos de trabajo del banco en España con datos del primer trimestre, y 1.150 sucursales, un 26,33% del total.

Los sindicatos desconocen por ahora cuál será el impacto del expediente de regulación de empleo (ERE) que ahora se ha empezado a negociar, que la entidad justifica principalmente en las duplicidades de la red comercial que se dan con el Popular, el cual adquirió hace dos años por un euro.

El Santander cuenta hoy en Aragón con 631 trabajadores y 103 oficinas, de los que 122 personas y sucursales proceden, respectivamente, del Popular. Aunque no hay cifras oficiales del recorte que se aplicará en esta comunidad, fuentes sindicales ven muy probable el cierre de dos grandes sedes en la ciudad de Zaragoza que fueron heredadas del Popular -situadas en el paseo Independencia, 21 y en la calle Gómez Laguna, 1-, muy próximas a sucursales del Santander reformadas en los últimos años.