El santuario de Nuestra Señora de Loreto, a las afueras de Huesca, es el lugar donde la tradición sitúa la primera parada efectuada por el Santo Grial en la península Ibérica, afronta una nueva era en sus 10 siglos de historia con la inauguración de su cubierta, restaurada después de años en busca de financiación.

Los trabajos de reparación en la ermita, a la que la leyenda también considera como el lugar donde san Lorenzo, patrón de Huesca, nació y pasó su infancia, se desarrollaron entre agosto y noviembre del 2016, y ascendieron a 43.555 euros, de los que 30.000 procedieron de colectas en iglesias locales o ventas de cintas conmemorativas.

Loreto permanece cerrado durante gran parte del año. No obstante, la apertura al público del santuario atrae a centenares de visitantes durante los fines de semana de mayo para la celebración de romerías, aunque el enclave también ha despertado el interés de muchos curiosos, atraídos por su vinculación a la historia del Santo Grial.

De acuerdo con la tradición, fue san Lorenzo quien, en el año 258, hizo llegar a Huesca el cáliz que, según el cristianismo, utilizó Jesús de Nazaret durante la Última Cena con sus apóstoles. Y en Loreto y, más tarde, en la catedral oscense, la reliquia permaneció hasta su traslado a los monasterios pirenaicos, ante la invasión musulmana del siglo VIII.

Esta historia atrajo en el 2016 al productor estadounidense Paul Perry, quien el pasado mes de abril estrenó una serie documental titulada Reinos de reliquia, cuyo segundo capítulo versará sobre el paso del Grial por la ermita de Loreto y sus avatares hasta llegar a la catedral de Valencia, donde hoy se conserva.

Ayer, con un acto en el que participaron, entre otros, el obispo de Huesca, Julián Ruiz, el arquitecto de la diócesis oscense, Joaquín Naval, y el alcalde de la ciudad, Luis Felipe, se puso punto final a un dilatado proceso de rehabilitación en el que también ha participado la Obra Social de La Caixa, con una ayuda de 20.000 euros.