Las próximas fiestas del Pilar en Zaragoza están obligada a ser una de las más austeras de los próximos años. A falta de que concluya la auditoría interna encargada por la vicealcaldesa y responsable de Cultura del ayuntamiento, Sara Fernández, lo único que se sabe en el seno de Zaragoza Cultural es que van a caer recortes en el número de escenarios y programas que en las últimas ediciones se han puesto en funcionamiento. No hay una decisión definitiva sobre los que están en el alambre pero, según ha podido saber este diario, algunos de los que se perfilan para desaparecer están relacionados con las actuaciones en los barrios, que ZeC multiplicó para descentralizar las fiestas, así como las actuaciones vinculadas al escenario infantil Río y Juego, en la zona de la Expo, o el de la plaza San Bruno, que también parece estar en el punto de mira. De momento, el consejo de administración solo va a licitar los trabajos de montaje del escenario de la plaza del Pilar, el más costoso y relevante de la cita.

El tiempo apremia y urge tomar decisiones a través de una sociedad municipal como Zaragoza Cultural ahogada en una deuda heredada que Fernández quiere enjugar con un primer año de Pilares más baratos. No solo por los más de 700.000 euros que las cuentas deben absorber lo antes posible, sino porque este 2019 llegaba con un presupuesto prorrogado, y por tanto el mismo dinero que el año pasado, pero con más de 300.000 euros que ya se han gastado por compromisos económicos que se derivaron del 2018 al actual ejercicio. Así llega a la fecha clave para gastar el área de Cultura.

No obstante, otras fuentes consultadas por este diario aseguran que lo que lacra las cuentas de la sociedad (al borde de la disolución el año pasado) «es el déficit que provocó el Auditorio», de «más de 500.000 euros», además del pinchazo en los ingresos por no abrir el Párking Norte.