A pesar de los avances laborales de las mujeres, hay sectores en los que persiste la discriminación y la automoción, para la presidenta del comité de empresa de PSA-Opel España, Sara Martín, es uno de ellos, aunque no en su factoría.

Con diecisiete años de experiencia en la empresa que se instaló en Figueruelas (Zaragoza) el mismo año que ella nació, 1982, Martín entró en Opel con 20 años como operaria de producción y relevista y en 2016, esta sindicalista de UGT se convirtió en la primera presidenta del comité de la industria más importante de Aragón.

Un puesto que ha asumido, a pesar de los sacrificios que conlleva, para tener voz e intentar ayudar a sus compañeros, asegura en una entrevista con Efe.

Pregunta.- Es la primera mujer al frente del comité de empresa de PSA-Opel ¿Por qué accedió a liderar el órgano de representación de los trabajadores? ¿Era un objetivo?

Respuesta.- Nunca. Fue una sorpresa cuando me lo planteó mi sección sindical, y no fue una decisión fácil de tomar porque había visto cómo mi antecesor, Ramón Legarre, tenía que dedicar mucho tiempo personal. Obviamente, con dos niños pequeños, había que sentarse a hablarlo en casa, no por permisos, como pudiera sonar, sino porque al final hay una organización familiar que hay que reestructurar por completo. ¿Por qué al final di el sí? Porque lo consideré una oportunidad para tener voz directa, para intentar ayudar a los compañeros a mejorar en la medida de lo posible.

- ¿Se lo han puesto fácil internamente?

- Muchísimo más de lo que me esperaba. Salí votada por unanimidad y los compañeros que componíamos en ese momento el comité de empresa me lo pusieron bastante fácil.

- ¿Qué puede aportar una mujer al frente del comité?

- Mucha más visión. Hablamos de automóviles y la gente automáticamente piensa en un hombre, pero en un 60 por ciento, quien tiene la última palabra en la compra es la mujer. Dentro de mi fábrica hay una red de mujeres de PSA en la que intento echar un cable siempre que puedo que se dedica a hacer todo tipo de estudios. Internamente estamos luchando para que se vea más la figura femenina en diseño, funciones, en todo el proceso productivo.

- ¿Cuando entró en Opel, percibió diferencias entre el trabajo de un hombre y el de una mujer?

- Tengo la suerte de poder decir que desde que entré en Opel, como operaria de cadena, no he tenido ningún problema de discriminación laboral por ser mujer. Pero es verdad que en Opel son mayoría compañeros trabajadores y sin embargo, en las contratas que llevan puertas y salpicaderos, son mayoría mujeres, y en su inmensa mayoría, mayores de 35 años.

Al final, la sociedad nos tiene muy anquilosados en un pensamiento muy machista, y aunque hemos avanzado, nos falta mucho porque la mujer lleva relativamente poco tiempo en el mercado laboral y postulándose a puestos en principio nunca pensados para ellas. Se ve en el número de mujeres que presentan instancias para entrar en Opel y en el de hombres, y la diferencia es alucinante. Desde la Comisión de Igualdad trabajamos en recortar esos parámetros y una de las cosas que hace la empresa es celebrar el 11 de febrero, el día de la Ciencia, con charlas de compañeras, en su mayoría ingenieras, en los colegios para luchar contra esa cultura y explicar que no tiene que haber diferencias entre hombres y mujeres a la hora de entrar en un trabajo, sea cual sea.

- ¿La mujer está discriminada en su empresa?

- Dentro de Opel, no, en la automoción, sí. En los puestos directivos tenemos una posición muy buena. El 32 por ciento de la plantilla lo ocupan mujeres en cargos de dirección, cosa que no es habitual en la automoción.

- Pero nunca ha habido una mujer al frente de la dirección de la planta.

- Es algo a lo que no hemos llegado todavía, pero sí hay compañeras ocupando puestos de dirección altos. Por ejemplo, Susana Remacha, la primera mujer en hacerse cargo de la nave más complicada de la factoría, la de Acabado y Montaje Final.

- ¿Cree que con una mujer como interlocutora en la dirección del grupo las relaciones serían distintas?

- No sabría qué decirte. Al final no es cuestión de género, sino de personas, pero tiendo a pensar que las mujeres podemos tener un poquito más de capacidad de visión que ellos porque, por lo general, estamos más acostumbradas a tener que estar a varios palos a la vez.

- Ahora dirige el comité y tiene dos hijos. ¿Es posible compatibilizar todas las responsabilidades?

- Es una cuestión de organización, y de tener una persona contigo que te apoye. Si fuera madre soltera, a lo mejor no podría, o dependería del apoyo familiar que tuviera.

- El actual responsable de Industria de UGT Aragón, José Juan Arcéiz, presidió el comité de Opel ¿Se ve dándole el relevo?

- No. No me veo ni preparada ni capacitada. Es otro mundo y mi fábrica es mi fábrica, y me la conozco. A fecha de hoy, ni me lo planteo.

- Los sindicatos defienden la igualdad pero nunca ha habido una secretaria general de UGT. ¿Es ese otro techo de cristal?

- Quiero creer que dentro de los sindicatos valoramos más a la persona, sin mirar el género. Mis líderes sindicales, con sus más y con sus menos, están haciendo un buen trabajo y hay un buen equipo. Ha habido un cambio y en las ejecutivas hay un mayor porcentaje femenino. Pero sin menospreciar a Pepe Álvarez ni a Pedro Hojas (líder del sindicato y responsable de FICA, respectivamente), Cristina Antoñanzas (vicesecretaria general del sindicato) podría llegar alto si quisiera.

- Visto todo lo que ha conseguido ¿qué retos se marca?

- Conseguir recuperar derechos, y sé que es muy difícil tal y como se está moviendo el mercado. Entiendo que tendría que ser el objetivo de todos los sindicalistas que estamos involucrados en esta batalla.