Los técnicos del área de Movilidad Urbana del Ayuntamiento de Zaragoza visitarán el Actur con el objeto de reordenar el tráfico en algunos puntos especialmente problemáticos, como la entrada al distrito desde la autopista A-2 a la altura de la avenida Ranillas o la curva que une María Zambrano con Gertrudis Gómez de Avellaneda a la altura del Carrefour . Así lo manifestó ayer el concejal delegado de este departamento, Jesús Sarría, después de dos horas de paseo por el barrio acompañado de representantes de las asociaciones de vecinos Rey Fernando y Puente Santiago.

Además de estos dos lugares, se le trasladó al concejal la necesidad de instalar un paso de peatones y un semáforo en la avenida Valle de Broto (a la altura de las paradas de autobús número 20 y 42) y en la confluencia del último tramo de Pablo Ruiz Picasso con avenida Ranillas. "No ha descartado estudiar a fondo cada una de las propuestas, pero sí que nos ha advertido que con los semáforos que le pedimos nosotros casi se le acaba el presupuesto para el resto de la ciudad", comentó Francisco Lázaro, presidente de la Asociación de Vecinos Rey Fernando.

A la hora de hablar de prioridades, la cuestión que más preocupa a los habitantes de este distrito es el tapón que cada día se forma en la entrada de la autopista por la avenida Ranillas. Tanto a mediodía como a partir de las ocho de la tarde, la llegada masiva de los vecinos al barrio provoca enormes colas que llegan a invadir uno de los carriles de la A-2, con el riesgo que ello entraña. "Hace meses que una patrulla de la Policía Local acude en las horas punta para aliviar el tráfico y tratar de evitar las filas, pero el propio concejal ha reconocido que existe un peligro y que habrá que actuar", explicó Julio Murillo, miembro de la asociación Puente Santiago.