Quizá estaba ya en el guión o tal vez es una decisión tomada sobre la marcha, pero el retraso del cierre de la planta de Schindler en Zaragoza (de abril a noviembre) obedece no tanto a la búsqueda de alternativas para recolocar a los 119 afectados por el fin de la actividad industrial sino a la imposiblidad de que la compañía pueda replicar a corto plazo en Eslovaquia la producción de la factoría aragonesa. Varias fuentes internas de la propia fábrica confirman a este diario que es «imposible» que, por ejemplo, los elementos de seguridad que se han realizado siempre en Zaragoza puedan hacerse en Eslovaquia de hoy para mañana.

El propio presidente del comité de empresa, José Antonio Dieste, cree que «cerrar una planta y llevar la producción a otra en tan poco tiempo es inviable». Por ello, «es probable» que la empresa haya optado por escalonar el traslado, indica el representante de la plantilla.

No obstante, quienes conocen bien los procesos y el funcionamiento de los mismos subrayan que «Schindler ya tenía ese plan B más que analizado». De hecho, algunos afirman que era el plan A, aunque la estrategia negociadora con el comité ha llevado a retrasar este planteamiento.

Las mismas fuentes reconocen que algunos productos de Schindler se renovaron hace dos años y, curiosamente, a la factoría aragonesa no se le asignó ninguno de ellos. «Se mandaron prácticamente todos los volúmenes de producción a Eslovaquia», señala. Ahora Zaragoza fabrica elementos que desaparecerán del mercado en los próximos meses y que apenas tienen demanda. Además, en el polígono Empresarium de La Cartuja Schindler se fabrican piezas que comparte con la factoría del Este de Europa. «Algunos de esos productos se hacían básicamente aquí, pero en los últimos años se han trasladado muchos de esos elementos a Eslovaquia», indican fuentes internas de la planta aragonesa.

La situación descrita coincide con la evolución de la fábrica eslovaca, que ha pasado facturar 26,8 millones en el 2014 a alcanzar los 80 millones en el 2018.

RECOLOCACIONES

El retraso del cierre del negocio industrial de Zaragoza fue una de las novedades que arrojó la negociación en la reunión del pasado 11 de febrero. Pero ayer no hubo avanves, reconoció Dieste al término del encuentro con la dirección. Por tanto, siguen vigentes las 57 recolocaciones que planteó la empresa para los afectados por los despidos. El destino es alguna otra área de la factoría zaragozana y centros de España, Suiza y Eslovaquia.

Y todo ello, a pesar de que tan solo resta una semana para que concluya el periodo de negociación. «La semana que viene tenemos que poner toda la carne en el asador», señala el presidente del comité, que apunta que todavía no se ha abordado la cuestión de las prejubilaciones.

El próximo lunes y martes se llevarán a cabo dos nuevas reuniones con la dirección de Schindler, mientras que el jueves y viernes la plantilla está llamada a secundar paros de 24 horas en la factoría aragonesa dentro del calendario de movilizaciones previsto por el comité.