"Dragos era mi amigo, no tenían que haberlo matado". Marcel Gheorghiu, el joven rumano de 27 años que acompañaba a Ion Dragos Mosoia la madrugada del viernes, parece no creerse aún que su amigo perdiese la vida por un disparo.

El joven reconoce que la versión que dio la Policía sobre el incidente es básicamente correcta, vista desde fuera. Pero discrepa en dos puntos fundamentales: el primero, que su amigo no trató de atropellar a los policías sino que más bien los esquivó; el segundo, que el agente no disparaba a las ruedas. "Creo que le disparó a él, así lo creo yo. Estaba cerca y a las ruedas no les pasó nada", insiste Gheorghiu.

Según recuerda, el jueves por la noche su amigo Dragos le pidió que le acompañara al polígono de Utebo a hacer "una cosa". Él accedió. El fallecido trabajaba de camionero, y según le explicó, quería ir a dejar una garrafa de combustible a la nave industrial que la empresa tiene en el recinto. En ello estaban cuando se acercó una patrulla de la Guardia Civil, y --según su versión-- su amigo le dijo que montara en la furgoneta y salió a toda velocidad.

Mientras escapaban de la Guardia Civil, Dragos le explicó que se dio a la fuga "porque no le iban a creer". "Decía que le detendrían por llevar la gasolina, y que le quitarían la furgoneta, que era de su suegro", narra su copiloto. "Yo le decía que parara, al ver a la Policía, pero él decía que no, que no le podían quitar la furgoneta", insiste. Así transcurrió la fuga, hasta que encontraron un camión bloquándoles el paso en la rotonda.

"ME HAN REVENTADO" Según Gheorghiu, su amigo se fue al arcén para esquivar el camión, pero no trató de atropellar a los policías. "Intentó esquivarlos", insiste. Pero al pasar, oyó el disparo, que al parecer entró por la ventanilla abierta y le dio a su amigo en la espalda. "Joder, me han reventado", recuerda que dijo su amigo. "Le pregunté dónde, me dijo que en la espalda, y al momento se paró y la Policía abrió la puerta, me tiró al suelo y me puso las esposas".

Y ya no supo más hasta la mañana siguiente, cuando los agentes le informaron de que su amigo había muerto. Sobre el momento, elude hablar. "Era mi amigo, lo conocía desde hace seis años", es todo lo que quiere recordar.

El joven insiste en que tanto él como su amigo son buenas personas --carecen de antecedentes--, y alega que él lleva "muchos años en España y nunca he hecho nada". Tampoco entiende las imputaciones policiales por atentado, desobediencia y resistencia a la autoridad bajo las que fue detenido. "Yo no puse resistencia, colaboré en todo, ni siquiera me hicieron declarar en la comisaría. No entiendo qué querían que hiciera, no podía saltar del coche a 120 por hora", alega.