Un escribano medieval tenía ayer problemas para reproducir en hebreo el nombre Hocine. "Me gustaría entregarles a los delegados del BIE sus nombres en latín y hebreo como un regalo de despedida", le solicitaba un miembro de Expo 2008. En un intento de satisfacer esa demanda, el escribano desapareció unos segundos de su puesto. "Este saharaui nos ayudará", aseguró al regresar.

Esta escena se producía una hora después de que el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, inaugurara a las once de la mañana la quinta edición del Mercado Medieval, en compañía de los delegados del BIE y otras autoridades.

Juglares, pregoneros, alfareros, orfrebes... La trasera de la catedral de La Seo retrocedió en la mañana fría y soleada de ayer 754 años. Fue en 1250 cuando el rey Jaime I concedió el privilegio de celebrar una feria en cuyos puestos se fusionaban las culturas cristiana, árabe y judía. Un acto que ahora se rememora como un símbolo de convivencia y tolerancia.

Y los cientos de visitantes que se acercaron hasta la plaza San Bruno aprovecharon la ocasión para conocer a los artesanos del siglo XXI, sus mercancías y las historias que traen con ellos.

Pedro y su familia, naturales de Jaén, echaron una de las 150 solicitudes que ha recibido el consistorio para participar en el mercado. Representan la tercera generación de curanderos de los Carrasco. "Recolectamos hierbas y las vendemos. También vamos de feria en feria", explicaba Pedro. "Recuerdo que mi abuelo iba antes de Jaén a Granada en bici para vender las hierbas, pero ahora las cosas han cambiado mucho".

Unos metros más adelante, una vecina de Alagón, de 60 años, era testigo de esos cambios al observar cómo Miguel, de Castellón, molía harina rodeado de toda clase de instrumentos de la Edad de Bronce. "¡Si yo utilizaba un trillo así en el campo hasta hace 30 años!", expresaba esta señora. "Soy un loco amante de la historia y me gusta exhibir antiguos oficios", informaba Miguel a la decena de curiosos que le rodeaba.

En casi todos los puestos había corrillos, impregnados por el olor a incienso. Personas que de Africa, Argentina, Valencia, Zaragoza, etc. intercambiaban conocimientos sobre piedras preciosas, muebles o alimentos. Y estudiantes que preparaban un trabajo sobre la feria y adolescentes que tímidamente improvisaban su propio puesto de artesanía y ... El mercado permanece hasta mañana.